Es evidente que el relevo generacional debería ser norma normarum, para así, entre otros, facilitar la aparición de savia e ideas nuevas, por supuesto sin olvidar ni dejar de lado la veteranía. Tal hecho es una realidad estructural muy propia de grandes firmas, pero no es, corrientemente, extrapolable en nuestro país a medianas y pequeñas firmas.