“Es un problema para los despachos construir un French Desk alrededor de un solo profesional”

Por Alexander Salvador.
Barcelona.
 

Conocí a Lucie por casualidad, bien, tampoco diría por casualidad; Desde hace tiempo recibo por e-mail “les capsules gratuites de français juridique et droit français” que Lucie envía cada lunes a primera hora. Después de semanas y meses leyéndola, sería extraño si no quisiésemos conocer a aquella persona a la que tenemos por costumbre leer cada lunes antes de ir a trabajar. Después de unos cuantos correos, conozco a Lucie en una cafetería cerca del ICAB; A los pocos minutos me doy cuenta que es una persona a la que hay que entrevistar más allá que con un café. Hay personas que se abren caminos, quizás no por la trayectoria que debería ser y todos siguen, sino por seguir aquella que realmente creen interesante seguir; Este hecho ha llevado a Lucie a asesorar despachos de abogados, entre otras cosas, sobre French Desks.Lucie Davioud

Tu carrera hacia adelante en el mundo del Derecho empezó en la Université Paris X Nanterre, aunque tus primeros pasos profesionales tuvieron lugar en España. ¿Cómo fue eso?

Empecé la carrera de Derecho en París, en una modalidad un poco peculiar: la classe préparatoire, algo muy propio del sistema de estudios superiores franceses. Se trata de una formación muy exigente de dos años en derecho, economía e idiomas, que prepara para el ingreso en escuelas de negocios, ciencias políticas, etc., o, como en mi caso, una Escuela Normal Superior.

Al cabo de esos dos años de estudio, me quedaba uno para terminar la licence (título equivalente al actual grado en Derecho), y decidí irme de Erasmus a Salamanca. Después de la licence, lo lógico habría sido volver a Francia para estudiar un máster, pero aún no había decidido en qué especializarme y sentía que mi tiempo en España todavía no había concluido, así que decidí quedarme un año más, buscar trabajo en un bufete y volver a estudiar a Francia más adelante.

¿Podríamos decir que son codiciados los juristas franceses en España?

Creo que sí, pero no solo los franceses, sino cualquier abogado que pueda aportar un idioma extranjero con un nivel nativo ―o casi nativo―. Es una manera de distinguirse de la competencia y, para el despacho que lo contrata, de ofrecer servicio a franceses que quieren hacer negocio en España.

¿Y por casualidad lo son los españoles en Francia, Bélgica o Suiza?

Desde 2013 contactan conmigo cada vez más empresas y bufetes españoles para pedirme que les recomiende un abogado hispanohablante en Francia. Las empresas españolas buscan conquistar nuevos mercados, y muchas empresas contemplan Francia, primer socio comercial de España, como primera opción más sencilla para salir al extranjero, por la proximidad de su cultura e idioma.

Por tanto, creo que sí, los abogados españoles son apreciados en los países francohablantes, pero no solo en Francia, Bélgica o Suiza, sino también en los países africanos de habla francesa.

Volviendo a tus inicios profesionales… Poco a poco te has ido decantando hacía la traducción, la formación y el desarrollo de French Desks para despachos de abogados. ¿Dónde germina este cambio en tu carrera profesional?

En 2009 me matriculé en el Máster en Traducción Institucional de la Universidad de Alicante, no tanto porque proyectara dedicarme a la traducción jurídica, sino porque pensaba que esta formación me permitiría aportar nuevas competencias a un bufete. Pero me llegó mi primer cliente un poco por casualidad y mi cartera fue creciendo gracias al boca a boca. Compaginé esta actividad con mi trabajo asalariado durante unos años hasta que, a finales de 2013, decidí tomar una excedencia voluntaria para dedicarme exclusivamente a mis clientes.

Me di cuenta de que la traducción cubría solo una parte de las necesidades de mis clientes, que requerían un asesoramiento más completo, y teniendo presente la figura del jurista-lingüista ―abogados extranjeros que no se dedican a la práctica jurídica, sino que prestan un apoyo lingüístico a los abogados: formación en idiomas, redacción, revisión o traducción de documentos, etc.―, como el que tiene, o al menos tenía Uría en plantilla, he intentado proponer un modelo similar para prestar un asesoramiento global a todos aquellos abogados que no pueden o no tienen necesidad de contar con un profesional nativo en plantilla, pero centrado en mis competencias (mis idiomas de trabajo y el derecho). El desarrollo de la relación genuina que tengo con mis clientes, a los que a veces acompaño a lo largo de toda una operación, es lo que más me gusta por encima de todo.

Conociendo un poco sobre tus actuales líneas de trabajo, supongo que me podrás dibujar con bastante precisión cuál es el perfil average de abogado español que trata con clientes franceses.

No puedo decir que haya un perfil medio, sino más bien tres perfiles recurrentes que se corresponden casi exactamente con los conocimientos del idioma:

El abogado que trabaja habitualmente con empresas francesas o para despachos con sede en ambos países. Suele ser una persona bilingüe o casi bilingüe, o que ha estudiado ambos derechos.

El abogado que tiene negocios con empresas francesas con un nivel de francés alto, pero que no domina el derecho y vocabulario jurídico francés.

El abogado que ve en el mercado francés una oportunidad de negocio, pero que aún no ha dado el salto. Suele tener un nivel de francés más bajo, y nulo de francés jurídico, que en la mayoría de los casos son vestigios de lo estudiado en el colegio o instituto.

Los profesionales del segundo perfil (francés general alto, francés jurídico bajo) son con los que me suelo encontrar en la formación.

¿Y hay mayores problemas en la comunicación hablada o escrita?

Diría que en la comunicación escrita, aunque, en general, los abogados de ese segundo perfil tienen tendencia a usar un lenguaje demasiado coloquial con clientes franceses, tanto al escribir como al hablar.

Investigo un poco sobre French Desks y siempre encuentro las mismas ideas detrás de las descripciones corporativas. ¿Se corresponde la imagen corporativa que se transmite con la realidad?

Con las descripciones de los French Desk ocurre lo mismo que con el resto de los sitios web de los bufetes. Al sector legal aún le cuesta innovar en su comunicación. Tanto el diseño como el copywriting de los sitios web de los despachos suelen ser muy similares, y esa falta de innovación supone no distinguirse de la competencia.

No sé si lo que se quiere transmitir se corresponde con la realidad, pero sí puedo decirte que he visto sitios web de bufetes traducidos en cuatro, cinco o incluso más idiomas. ¿De verdad tienen profesionales para atender a clientes en todos estos idiomas? Si los llamase, ¿la recepcionista me podría contestar en estos idiomas? Cuando el abogado que habla francés esté de vacaciones o se cambie de despacho, ¿con quién podré hablar? Y creo que eso perjudica la credibilidad y, por tanto, la confianza, que tarda mucho tiempo en construirse.

¿Y no hay distinciones entre franceses, belgas y suizos? ¿Por qué?

No, no se suele distinguir. Aunque los despachos que tienen oficinas o acuerdos con bufetes de Bélgica o Suiza lo mencionan en su web. Francia es el primer socio comercial de España y, al no haber muchas diferencias lingüísticas y culturales entre francohablantes de Francia, Bélgica y Suiza, no se suele hacer distinción en los soportes de comunicación corporativa.

¿Cuál crees que es el principal problema que persigue a los French Desks en España?

Creo que el principal problema no es tanto la falta de visibilidad de los French Desk como su capacidad para comunicarse con el cliente, es decir, la capacidad de transformar esa visibilidad en clientes potenciales y, luego, en clientes reales.

En estos últimos años he visto los dos extremos: despachos que no tienen ninguna visibilidad en línea en francés, ni siquiera tienen su web traducida, pero trabajan frecuentemente con Francia; y despachos que invierten mucho presupuesto y energía en conseguir esta visibilidad tan deseada, pero no en formar a su personal para comunicarse adecuadamente con clientes de habla francesa.

Los primeros pierden oportunidades de negocio; los segundos trabajan tanto en la captación que se olvidan trabajar en la conversión.

También creo que es un problema para los despachos construir un French Desk alrededor de un solo profesional. Aunque, a primera vista, al abogado le pueda parecer muy tentador sentirse indispensable, a la larga es muy agotador. Por otro lado, desde un punto de vista estratégico, no es nada recomendable para el propio bufete, que, en caso de que el abogado abandone la firma, corre el riesgo de perder a unos clientes que se sienten más clientes del abogado que del bufete.

La internacionalización de un bufete es un trabajo de equipo y tiene que implicar a todos los profesionales que puedan comunicarse con los clientes extranjeros.

¿Es imprescindible conocer el derecho francés para conseguir clientes franceses en España?

Es imprescindible tener conocimientos básicos sobre la organización de la Justicia en Francia y de las ramas del Derecho en las que uno está especializado. Un cliente extranjero suele recurrir a conceptos de su propio sistema jurídico, que es el que conoce. Así, hace referencia a los huissiers de justice, a los prud’hommes, al RCS, al número Siren, al K-bis, etc. Son sus referentes, y espera encontrar sus equivalentes en el país con el que quiere hacer negocio.

El abogado tiene que entender a qué se refiere su cliente para poder explicarle luego, en su idioma, cómo funciona en España, cuáles son las diferencias con respecto a su sistema para que este pueda desarrollar su actividad aquí con seguridad.

Por lo tanto, como podrás intuir, las necesidades de formación no son las mismas para un recién licenciado español en busca de trabajo en un bufete francés que para un abogado español que quiere conseguir clientes franceses en España. Mientras que el primero tendrá que profundizar en el derecho francés porque redactará contratos, llevará procedimientos de derecho francés, etc., el segundo tendrá que aprender a comunicar en francés en un contexto de derecho español.

Despachos españoles líder con oficinas en New York, Paris, Singapur y treinta y tres ciudades más. Acompañamiento global de los clientes, firmas globales… ¿Qué significa realmente para ti que un despacho sea internacional?

«Ser internacional» no es solo tener oficinas en varios países o una web en cinco idiomas. Ante todo, la internacionalidad se vive desde dentro. Tiene que ser una voluntad de abrirse al otro: a otra cultura, otras costumbres, otro idioma y, en nuestro caso, otro sistema jurídico. Un proyecto de internacionalización tendrá éxito si es compartido por todo el equipo, y no se trata solo de un proyecto que viene de la dirección y del departamento de marketing de la firma.

Hablemos un poco de Comunicación y Marketing orientados al cliente francófono. ¿Cómo captan los despachos españoles a clientes francófonos?

Del mismo modo que captan clientes españoles, aunque debo decir que muchos abogados franco-españoles han desarrollado una estrategia de marketing de contenidos muy activa en la prensa destinada a los franceses afincados en España. Por otra parte, veo que los despachos se centran más en la captación de clientes directos ―particulares y empresas― que en conseguir visibilidad en el sector jurídico de Francia para llegar a acuerdos con firmas del país vecino.

Hemos buceado mucho en el particular mundo de los French Desks, y temo haber abandonado el toque personal de la entrevista. Háblame un poco de las nuevas ideas que tienes entre manos. ¿Qué nuevos proyectos verá el mundo de la formación jurídica y lingüística para abogados? ¡Espero que hayas pensado algo para los estudiantes!

En el primer semestre de 2015 lanzaré una escuela en línea de Francés Jurídico y Derecho Francés. Es un paso importante, porque estoy desarrollando mi plataforma de e-learning y colaboraré con otros profesionales para ampliar el abanico de cursos que quiero ofrecer. Los programas estarán destinados a los dos públicos con los que trabajo actualmente: abogados y estudiantes de Derecho, naturalmente, pero también traductores jurídicos que no tienen bagaje jurídico y quieren profundizar en el estudio de la materia.

El modo de enseñanza en línea me permitirá dar respuesta a los dos mayores problemas que me plantean mis alumnos: la falta de oferta en su ciudad de cursos que cumplan con sus necesidades y los malabarismos que tienen que hacer para conseguir acudir a un curso presencial.

Como fan de las series de abogados, soy un incondicional de Suits, The Good Wife y Shark. He leído que compartimos la misma pasión por las series… Así que creo que no puedo dejarte ir sin preguntarte. ¿Hay alguna serie francófona de abogados que nos puedas recomendar?

Me hace gracia que me preguntes, porque una de mis alumnas se ha comprado todos los DVD de la serie Avocats et associés para seguir aprendiendo de manera amena. Es una serie que duró 12 años, hasta 2010. Me trae buenos recuerdos de los viernes por la noche pasados con mi familia delante de unos episodios.

Es la única que puedo recomendar porque llevo 8 años fuera de Francia, estoy bastante desconectada de la actualidad televisiva y, sobre todo, soy más adicta a las series de la HBO y la AMC.