¿Tendrá algún día la abogacía catalana un convenio colectivo?

Por A. Salvador.
Barcelona.

 

Es común hablar de las altísimas retribuciones, bonus (y muchas horas sin dormir) en la abogacía, así como escribir ríos de tinta sobre cuánto cobran y dejan de cobrar los abogados del Turno de Oficio… Sin embargo, queda aún mucho por hablar si ahondamos en la situación laboral de la abogacía, así como porqué la abogacía (catalana, en nuestro caso) aún no ha adoptado ningún convenio colectivo.

Javier Aranda, presidente del Sindicato de Abogados Independientes Catalanes Organizados (SAICO), nos relata cómo la misma idiosincrasia de la profesión genera una situación donde los jóvenes graduados en Derecho, aún mediante el Máster de Acceso a la Abogacía, se encuentran frente a un cierto problema de especialización y de capacidad práctica para afrontar los procedimientos. Tal hecho, para Aranda, provoca que la mayoría de despachos de abogados, sobretodos los pequeños, te sigan llamando pasante, con sus consecuentes implicaciones; Muchos consideran que no han de pagarte.

Imagen de uno de los trípticos de información del Sindicato de Abogados Independientes Catalanes Organizados (SAICO).
Imagen de uno de los trípticos de información del Sindicato de Abogados Independientes Catalanes Organizados (SAICO).

En este sentido, el presidente de SAICO nos expone que esta problemática salarial es muy frecuente en despachos pequeños y medianos. “Como han hecho todos mis compañeros de mi generación y los posteriores, se empieza ganando entre 0 a 300 euros. Esta situación se puede prolongar, uno, dos, tres años… hasta que adquieres un poco de experiencia y eres capaz de renegociar cuales serán tus condiciones. En especial este hecho se da con más insistencia en los despachos procesalistas.” A ello añade que esta situación está muy arraigada en la profesión; En los primeros años del camino de muchos en la abogacía, hasta que uno no aprende, se da por supuesto que no tiene derecho a cobrar, aunque trabajes buscando jurisprudencia, preparando escritos, etc…

Sin embargo, Javier Aranda explica cómo este hecho que ha devenido cultural, es totalmente ilegal. “Laboralmente, has de tener un contrato laboral, que no lo tienes, un horario, nunca lo tienes y una retribución, aunque esto, más allá de cobrar en negro o facturar, ya es muchas veces pedir demasiado”.

Y con ironía añade que en estos temas “en el mundo de los abogados es donde más fraude hay, y donde menos debería haber. Sin embargo, la abogacía es un sector muy pequeño, donde no es habitual interponernos demandas laborales entre nosotros. Todos nos conocemos y la misma idiosincrasia de la profesión no lo favorece, exceptuando grandes pleitos que involucren multitudinarios despidos”.

El Real Decreto 1331/2006, de 17 de noviembre

La indomable existencia de abogados trabajando, entre otras situaciones, como falsos autónomos provocó una inspección de Trabajo, entre ellos hubieron algunos grandes despachos, y a tenor de ello se negoció el Real Decreto 1331/2006, de 17 de noviembre, por el que se regula la relación laboral de carácter especial de los abogados que prestan servicios en despachos de abogados, individuales o colectivos. El presente Real Decreto intenta regular la situación laboral de los abogados, para así propiciar una mejor situación laboral de estos, regulando unas mínimas condiciones laborales para los integrantes de la profesión.

“A partir del Real Decreto algunos despachos regularon la situación de sus abogados, pero, muchos otros no lo hicieron y además con el agravante que el salario del convenio de oficinas y despachos dejó de aplicarse legalmente, volviendo a ser el salario mínimo interprofesional como aquel mínimo a percibir por los abogados asalariados”, nos relata Javier Aranda.

“La idea del Sindicato de Abogados Independientes Catalanes Organizados, más allá de asesorar y proteger los derechos de los abogados, es de propiciar un convenio colectivo que, entre otras cosas, contemple un salario mínimo más elevado que el interprofesional. Sobre todo en perspectiva a los abogados jóvenes”, nos indica Aranda. “Paralelamente, aun a pesar del hándicap que no existe ningún sindicato específico en nuestro ámbito territorial, Cataluña, pensamos que puede su existencia constituir una gran herramienta para provocar un cambio en la mentalidad de los abogados”.

SAICO, pioneros como sindicato en la abogacía

¿Por qué no han existido sindicatos en la abogacía? Para el presidente de SAICO, este hecho se debe a diversos y múltiples factores; “En primer lugar, muchos sindicatos tienen como una de sus mayores reivindicaciones el asesoramiento legal a sus afiliados. Nosotros como abogados, es una cuestión que se presupone como no necesaria. En segundo lugar, el propio sector propicia que el abogado asalariado en 5 o 10 años, muchas veces, pueda pasar a devenir autónomo o empresario, por lo que la mentalidad dualística típica de otros sectores aquí no existe. No hay, pues, una consciencia sindical y/o patronal muy abierta. Seguidamente, la existencia de los colegios profesionales, los cuales aglutinan todo tipo de abogados (empresarios, autónomos, asalariados en despachos o empresas, etç…) y generan muchas funciones típicas de un sindicato o patronal, pero, sin tener la condición de negociador de un convenio”.

Para Javier Aranda, “los Colegios de Abogados deberían ser mucho más activos en este asunto, dado que son quienes tienen los contactos adecuados para promover con fuerza la adopción de un convenio, sin embargo no lo han hecho. Nunca se han mostrado demasiado receptivos con este asunto, a diferencia de grupos de abogados jóvenes como el GAJ Barcelona”. “Los Colegios de Abogados, como, por ejemplo, el de Barcelona, siempre se han abstraído de ello, dado que entienden que no pueden postularse en tener de defender los intereses de todos sus colegiados por igual. No obstante, en mi opinión no debería ser así, deberían proteger a la parte débil para evitar que padezcan de una situación laboral que, en muchas ocasiones, incumple la legalidad. Al final es un juego político y es evidente que no interesa a muchos colegiados”, apunta el presidente de SAICO.

Sin embargo, su objetivo es mucho más difícil dado que no existe una patronal con la que puedan sentarse a negociar y acordar un convenio para la abogacía; Existe una muy pequeña asociación de pequeños y medianos despachos, una patronal, pero sin representación en Cataluña. En este sentido, Javier Aranda nos explica que, además de impulsar el sindicato de abogados, han de promover la creación de una patronal de despachos, y para ello se necesitaría, entre otros, la implicación de la Generalitat, los Colegios de Abogados y de interlocutores válidos, que podrían ser los grandes despachos quienes engloban en sus filas a centenares y centenares de abogados”.

El mínimo salarial como objeto candente de negociación

Desde SAICO defienden, en relación al salario mínimo, que se vuelva a interponer el que existía antiguamente en el convenio colectivo de oficinas y despachos. Sobre ello, Aranda nos expresa con cierta tristeza que en los inicios de muchos abogados, en sus primeros 3 años, en muchos despachos no se llega a cobrar ni el salario interprofesional si se llega a cobrar retribución.

“Es evidente que la crisis ha afectado a muchos despachos y a muchos abogados. En la antigua dorada situación de bonanza, las condiciones eran de “te pagaré” o “te pagaré 300 euros” para el abogado joven, para quién ahora parece casi ser un privilegio trabajar gratis”, afirma Javier Aranda. “Las practicas de los estudiantes de Derecho, al final, pueden no pagarlas, aunque me parezca mal. Pero, luego cuando el becario se convierte en abogado pasante, lo más común en el primer año es no pagarle, seguidamente cuando empieza a facturar 600 o 700 euros se le convierte en un falso autónomo que emite facturas. Muchos abogados no quieren asumir los costes de seguridad social, cuando hasta el quiosquero de la esquina los asume; Se confunde la mercantilización con lo que es laboralmente justo. A todo ello, la mentalidad del pequeño despacho es la peor; Aún se predica, desde hace años y años, con que la pasantía era lo mejor que podía sucederte, y era evidente que no debías cobrar por ella. Pero, la realidad social a día de hoy ha cambiado y así debe cambiar la mentalidad de muchos abogados”.

Conclusivamente, Javier Aranda expone con firmeza que “hay muchísimos despachos que cumplen con la legalidad laboral y, algunos con más o menos presión y estrés en sus abogados, brindan unas condiciones laborables muy envidiables. Sin embargo hay también bastantes despachos que en detrimento de las condiciones laborables de sus abogados asalariados plantan una competencia muy agresiva (y desleal) frente a sus competidores en el mercado. Imponiendo un convenio colectivo que toda la abogacía debiera de cumplir eliminaríamos a todos aquellos competidores desleales, erradicando a su vez a muchos despachos y abogados piratas que navegan en nuestra profesión.