Por Neus Paulet
Secretaria general del Colegio de Graduados Sociales de Barcelona, Lleida y Girona
Si hace unas semanas era la reforma laboral la que estaba en boca de todos, en esta ocasión es el nuevo sistema en el cálculo de la cuota de autónomos lo que acapara todos los focos. El Ministerio de Seguridad Social se encuentra negociando una nueva fórmula que parece no convencer ni a autónomos ni a sindicatos: el pago a la Seguridad Social en función de los ingresos de cada trabajador autónomo.
Hasta ahora, una trabajadora por cuenta propia podía decidir qué tipo de cuota pagaba, siendo la cifra de 294 euros mensuales la más baja. Con la entrada en vigor del nuevo sistema esto se habrá acabado. Y aquí comienzan todas las dudas: ¿es justo que a alguien que gana poco más de 1.000 euros al mes le corresponda una cuota de 351,90 euros? ¿Qué pasa si esos ingresos no son fijos? ¿Cuánto tendrá que cotizar una persona que cobra menos del límite estipulado en la reforma?
Más allá de todas estas cuestiones, queda claro que el sistema no funciona. Se están cometiendo muchos errores. El primero de todos, tratar a los autónomos como si fueran asalariados cuando su sueldo, derechos y estabilidad económica no son comparables a los de una persona asalariada. En segundo lugar, mantener una cotización mensual mínima demasiado elevada para quien ni siquiera es mileurista. En tercer lugar, obviar los rendimientos netos reales de un autónomo, normalmente muy inferiores a sus ingresos. Es cierto que es una buena noticia que se mantenga la tarifa plana de 60 euros en los primeros años de actividad, pero es injusto que, una vez transcurrida esta ayuda, la persona pase a cotizar más del triple a pesar de seguir ingresando lo mismo que estaba ingresando hasta ese momento.
Con este nuevo sistema de cotización, el Gobierno logrará recaudar más de 2.000 millones de euros cada año y hasta 2031, según datos de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). Pero es que las y los autónomos no pueden seguir siendo la cabeza de turco de un país que les pide mucho con contraprestaciones insuficientes. Espero que el tiempo permita tener en cuenta la opinión de todas las partes afectadas, de manera que se logre aprobar una reforma justa y con garantías; que no tenga ánimo recaudatorio, sino que regule de forma realmente equitativa la cotización y que genere oportunidades que favorezcan y alimenten el espíritu emprendedor de las y los autónomos, poniendo en valor su capacidad de generar riqueza y empleo; que sea estable en el tiempo y mantenga a flote tanto el sistema como la condición profesional de autónomo.