Socio de Bové Montero y Asociados
La creciente exigencia colectiva (electores, autoridades públicas y consumidores) de más y mejor información ha posibilitado un salto en lo que se refiere a la transparencia. Constituyen síntomas de esta evolución los registros sobre titularidades reales, los intercambios automáticos de información financiera, los portales de transparencia en el sector público y las redes y plataformas sociales, entre muchos otros.
En el mundo de la empresa la demanda de transparencia rebasa la información estrictamente financiera e inversores, consumidores y la sociedad en su conjunto piden disponer de información transparente, comparable y precisa sobre aspectos de naturaleza cualitativa. Si a los inversores los datos no financieros les permiten entenderlos riesgos reales y la sostenibilidad del negocio, a los consumidores –comprometidos con el planeta–les permite medir y comparar el impacto de las actividades empresariales en la sociedad y el medio ambiente.
Es en este contexto que la Directiva sobre divulgación de información no financiera e información sobre diversidad por parte de grandes empresas y grupos establece que las organizaciones tienen que informar sobre cuestiones sociales y relativas al personal, medioambientales, el respeto a los derechos humanos y la lucha contra la corrupción y el soborno.
En el caso español, la transposición de la normativa ha obligado a determinadas empresas a publicar estos informes desde 2018. A partir de este año 2021, tendrán que llevarlo a cabo anualmente, entre otros, los grupos o empresas que a) tengan más de 250 trabajadores y b) la cifra total de activos supere los 20 millones de euros o el importe neto de la cifra anual de negocios supere los 40 millones de euros.
Hay que decir que los umbrales fijados por el legislador español, a la hora de determinar si una empresa debe elaborar o no este informe, son muy inferiores a los establecidos en otros países de la Unión Europea.
Esta circunstancia implica que los empresarios españoles están obligados a invertir tiempo y recursos para elaborar (y hacer pública, a continuación) determinada información de su organización que hasta el momento era confidencial y que ahora se sitúa en el mismo nivel de consideración y relevancia que la información financiera.
En cualquier caso, la obligación tiene que ser vista como una oportunidad para que las organizaciones comuniquen su estrategia, política, valores y resultados en relación con los factores sociales y medioambientales, fomentando así una visión a largo plazo que contribuya a su diferenciación y creación de valor.
Uno de los aspectos preliminares y críticos en el proceso de elaboración de este informe (conocido como EINF o Estado de Información No Financiera)radica en el análisis y la identificación delos grupos de interés de la organización y las cuestiones materiales, es decir: quienes son a) los grupos de interés que ejercen o pueden ejercer una influencia significativa en la Organización y b) los grupos de interés que se ven afectados (o pueden serlo) de forma significativa por sus acciones(empleados, consumidores y accionistas, entre otros). Una vez perfilados los grupos, esta tiene que detectar cuáles son los asuntos más relevantes para ellos y también cuáles lo son para sí misma (por ejemplo: satisfacción del cliente, calidad del producto o servicio, bienestar delos empleados, utilización eficiente delos recursos y economía circular).
Efectuado este análisis, ahora será el momento de elaborar una matriz de materialidad al efecto de conocer cuáles son los asuntos más importantes para la Organización y para sus grupos de interés. Serán estas cuestiones más relevantes las que se tendrán que incluir y desarrollar en el informe de información no financiera.
Lo hemos visto, la correcta determinación delos grupos de interés y la materialidad es la piedra angular sobre la que se construirá el informe. Por esta razón, se recomienda establecer canales de comunicación con los grupos de interés para poder determinar y evaluar la estrategia desarrollada entorno a los asuntos materiales y los indicadores que permitirán medir los resultados de la estrategia.
Y toda vez que el informe tiene que hacerse cada año, la estrategia consistente de la Organización debería centrarse en la mejora delos resultados de las cuestiones materiales en el tiempo.
La experiencia nos dicta que la elaboración del primer informe puede ser un proceso delicado: se trata de una obligación nueva que afecta a distintas áreas de la Organización y requiere diversas vías para recolectar la información.
Por esta razón, el primer año puede ser clave y tiene que servir como un referente para crear la estructura del informe, establecer los canales de comunicación con los grupos de interés y definir los procesos de recolección de información que facilitará el trabajo en los ejercicios siguientes.