El valor añadido, pilar fundamental de la Universidad

Por Alexander Salvador.

Hoy no querría hablar de leyes, de reglamentos o de amnistías fiscales. Me gustaría cambiar de registro y escribir unas breves palabras sobre el valor añadido que todo el mundo esconde, sobre uno de los tres pilares de todo estudiante de Derecho, de aquel que le da a tu vida aquel toque de vitalidad necesario para triunfar en aquello que emprendas.Para algunos estudiantes de Derecho el valor añadido no es más que algo místico e irreal, más cercano a la ciencia ficción que a la propia dinámica del estudio del Derecho. Para algunos otros es una pérdida de tiempo. Pero, para unos pocos es una pasión, es ilusión de poder transformar aquello que estudias en algo más, en algo mágico, en algo propio. En algo tuyo. Es la clave de vuelta de todo.

Nunca te has sentado en el aula y te has preguntado qué sentido tiene sólo ir a clase y volver a casa?

La carrera me apasiona. Pero, sólo hacerla es aburrido. Yo me lo cuestioné muchas veces. Qué entusiasmo hay al estudiar Derecho más allá de ir a la sesión magistral? Es el Derecho la memorización de la Ley General Tributaría? O quizás es la memorización de toda la codificación civil catalana? En absoluto, señores. Es un camino, este, muy legítimo, pero, ni de bien lejos el más apasionante. Tuve suerte, tuvimos suerte un futuro genio y yo. Conocimos una de aquellas personas a las que nunca podrás estar bastante agradecido, una persona que nos enseñó que significaba esto tan místico del valor añadido, que significaba hacer nacer ilusiones y sueños, y que significaba la expresión “Te brillan los ojos”. Aquella persona nos explicó a los dos que aquello era el que nos diferenciaría a nosotros y a nuestra vida de todo el mundo, era aquello que nos aportaría aquel toque de pasión por lo que hacemos y estudiamos, que haría que nuestros ojos también brillaran al hablar. La vida universitaria es cíclica y generacional; un día eres tú el junior y en 22 días serás tú el senior que tiene que explicar a los otros que es esto de tener algo por el cual tus ojos brillen. Es nuestra Norma Normarum.

Y un caluroso día de Mayo, te toca a ti. Plantarte con nada bajo el brazo, muchas palabras e innumerables ilusiones casi imposibles de concebir. Te toca decirle al mundo; Eh! En 7 días es 22 de Mayo. Quieres compartir esta aventura conmigo?

Teníamos la base. Los conocimientos en Derecho necesarios, nulos comparados a los de los profesionales de este mundo. Eran, pero, suficientes para nosotros, teníamos ilusión y una actitud a prueba de balas. Estábamos predispuestos a aprender muto propio todo aquello que nadie nos enseñaría durante la carrera. Aquella chispa imposible de encontrar en ninguna parte más.

Y triunfamos, y tuvimos éxitos que nos hicieron creer que en los días buenos éramos casi invencibles. Y también tuvimos días muy malos, días desastrosos, días de oscura tormenta. Pero por encima de todo crecimos como personas como nunca habríamos hecho.

Y aprendimos a negociar como nadie nos habría nunca enseñado, aprendimos a coger la iniciativa, a querer el Derecho por primera vez, a buscar los casos prácticos rara avis y a enfrentarlos y analizarlos, aprendimos a tener mucha cara, a cerrar acuerdos por teléfono, totalmente impensables antes… Pero, por encima de todo aprendimos a perder el miedo y la indecisión, crecimos a nivel humano y aprendimos a comernos el mundo. La más pura definición del valor añadido para nosotros.

Este valor añadido es el que tendría que ser buscado por todos y cada uno de nosotros, el elemento diferenciador que realmente será decisivo en nuestras vidas profesionales. Hay que estudiar como si no hubiera un día después, hay que adquirir la base necesaria. Pero recordad que es este plus el que marcará la diferencia.

Y no obstante los días tormentosos, esta experiencia vital es la que nos permitirá decir; “Eh! Yo todavía sigo al pie del cañón a pesar de todo. De esta saldremos”. Y es que si a aquella persona todavía le brillan los ojos cuando habla de su proyecto, no tengo que decir nada sobre el equipo del caluroso día de Mayo. Ellos que son casi invencibles los días buenos, son bastante geniales para triunfar en los días malos.

Alexander Salvador

Director de El Jurista. Estudiante de Derecho en la Universitat Pompeu Fabra i en la Université Catholique de Louvain.

 

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