Me dirijo al despacho de un antiguo profesor mío en la Universidad Pompeu Fabra, Ramon Ragués, catedrático de Derecho Penal de la UPF. Fue magistrado suplente en la Audiencia Provincial de Barcelona y, actualmente, es el coordinador del Máster de Abogacía en la misma universidad. Y empieza una entrevista en la que responde sin tapujos a todas las cuestiones relativas al funcionamiento y organización del Máster.
¿Por qué la Pompeu? ¿Cuál es el pilar fundamental que ofrece el Máster de Abogacía de la UPF?
El Máster recoge todo aquello que caracteriza la UPF: el profesorado de la Facultad de Derecho, las instalaciones, estudiar en la Facultad de Derecho mejor valorada de Cataluña y una de las mejores de España.
Además, las clases del Máster las llevan a cabo, en un 40%, abogados en ejercicio, la mayoría de los cuales pertenecen a los mejores despachos de la ciudad. Con todos estos ingredientes, se da la situación ideal para emprender una formación académico-profesional en un entorno de referencia en el ámbito del derecho.
¿Qué garantía representa este Máster para la formación de sus estudiantes?
Este Máster, nos guste o no, es imprescindible para poder ejercer la profesión. Aun así, no queremos concebir un Máster que sirva únicamente para aprobar un examen, sino que también aporte una formación complementaria a la del Grado. Y por otra parte, que sirva para encauzar la carrera profesional de los estudiantes.
¿Qué perfil de estudiante requiere el Máster que usted coordina?
No hay un perfil definido, puesto que el Máster tiene 150 estudiantes. Por lo tanto, no tendría ningún sentido buscar un perfil único de estudiante. No buscamos un perfil concreto, sino simplemente gente con empuje y dispuesta a aprender.
¿Cuál es la dinámica de las clases del Máster de Abogacía? ¿Variará mucho o no en relación al Grado?
La idea es que sí, que las clases varíen bastante en comparación con el Grado. Sin embargo, tenemos que respetar la libertad de cátedra de cada profesor. Hay materias que en la carrera no se han visto y están vinculadas a ciertos conocimientos del examen que son puramente teóricos (deontología, mutualidades, etc.). Seguramente, no sean los temas más apasionantes y se tienen que enseñar con una metodología más clásica.
Después, hay otras asignaturas de litigación en las que dividimos a los alumnos en subgrupos, de manera que trabajan un contenido más práctico enfocado a la confección de escritos judiciales y también hacemos especial énfasis al trabajar la oralidad.
Fuera del programa, intentamos fomentar actividades complementarias de carácter voluntario como, por ejemplo, asistir a juicios o participar en simulaciones judiciales en la Escuela Judicial.
¿En qué idiomas se imparten las clases? ¿Tienen pensado impartir la enseñanza en inglés?
Los idiomas son principalmente catalán y castellano, debido a que casi la totalidad de los estudiantes es de Cataluña o de otras comunidades de habla catalana.
En el caso de que vengan alumnos extranjeros o de otras comunidades autónomas, siempre garantizaremos un grupo en castellano, aunque este año no ha sido necesario, puesto que la gran mayoría de estudiantes del Máster provenían de Cataluña, las Baleares o Valencia.
El inglés está presente con lecturas o materias, pero no como lengua central. Ahora bien, es cierto que, de cara al año próximo, una de las asignaturas pendientes es reforzar su presencia. No descartamos que alguna asignatura optativa pueda ser impartida en este idioma.
¿Cómo funciona la preinscripción? ¿Para este curso, la demanda ha superado la oferta de plazas prevista?
Ofertamos 150 plazas y hemos tenido 146 estudiantes. Hemos tenido 3 o 4 bajas de última hora de gente que tenía el Máster como segunda opción y les han surgido otros planes. Creo que 150 es una cifra ideal y redonda que también permite que nuestros estudiantes del Grado puedan continuar su formación en la UPF.
El precio del Máster en la UAB y la UB oscila en torno a 3.000 y 3.500 euros. ¿A qué se debe que el precio del de la UPF ascienda a más de 6.000 euros?
Es cierto que es un poco más caro, pero la cuestión de los 6.000 euros es relativa. Para la mayoría de estudiantes que son de la UPF, no son 6.000 euros.
Por el mero hecho de inscribirse a la asociación de ex alumnos, tienen un descuento del 20%. Además, a todos los que han pedido una beca se les ha concedido. De manera que considerando estas variables, estaríamos hablando de una diferencia de unos 1.000 y pocos euros más que en la UB o la UAB, aproximadamente.
El hecho de poner en marcha un Máster con tantas plazas implica un trabajo de gestión y organización importante, tanto en relación a las prácticas como a las clases. Si se hubiera fijado un precio público, no sería posible conseguir este servicio de calidad y habría muchos servicios que casi no se podrían ofrecer. Si no tuviéramos este presupuesto extra, acabaríamos dando un peor servicio a nuestros estudiantes.
¿Qué porcentaje y qué cantidades en becas prevé el Máster en Abogacía?
Un 25% de ingresos del presupuesto del Máster se invierte en becas y descuentos. Si restas un 25% a los 6.000 euros, esta cantidad ya no entra al Máster. Los ex-alumnos de la UPF tienen un 20% de descuento. En función de aquello que aleguen, encontramos descuentos del 20%, 40% o 50%, de manera que aquellas personas que tienen un buen expediente académico y que alegan motivos económicos, podrían llegar a disfrutar de un 60% de descuento en el precio final. De hecho, este año no hemos agotado nuestro presupuesto en becas. Habríamos podido otorgar más becas, pero no nos las han pedido.
¿En cuanto a las prácticas en despachos, en base a qué criterios se asignará un destino a los estudiantes?
Estamos haciendo diversas cosas. En primer lugar, el estudiante que tiene una plaza, ya sea porque la ha buscado por su cuenta o porque trabaja en un despacho, se le respeta. En segundo lugar, tenemos estudiantes que nos manifiestan su deseo de realizar las prácticas en un despacho pequeño, una asociación o una ONG. Nosotros nos encargamos de contactar con estas instituciones, aunque no sean colaboradoras de este Máster, y llevamos a cabo esta “plaza a medida”.
Luego, tenemos los despachos grandes (Cuatrecasas, Uría o Garrigues) que son los que nos garantizan más plazas. Son los primeros que entran en el proceso de selección y deciden qué estudiantes quieren, evidentemente siempre y cuando el estudiante quiera ir. Nosotros no podemos obligar a un despacho a coger a un estudiante y, además, tampoco sería bueno para el estudiante forzarlo a ir a un lugar donde no le quieren, ya que acabaría siendo una pérdida de tiempo para ambas partes.
Por último, estamos creando una bolsa de plazas con el objetivo de generar hasta 100 plazas. En este sentido, la gente se apunta a la práctica que le interesa, se envían los CV de los interesados al despacho y este, en función de sus intereses, escoge a los estudiantes que considera conveniente. En el supuesto de que, aun así, quedara una bolsa de gente sin colocar a pesar de los filtros previos, nosotros hablaríamos con los estudiantes uno a uno para conocer qué tipo de despacho quieren y contaríamos también con la ayuda del ICAB. En definitiva, nosotros queremos garantizar que el estudiante vaya al tipo de despacho o empresa que le interesa en función de la materia o de cualquier otra variable.
¿Existe la opción de que estas prácticas sean remuneradas?
Dependerá de la relación que establezcan el estudiante y el despacho. Nosotros no podemos entrar en eso ya que, en realidad, se trata de 30 créditos de formación. No podemos garantizar que todo el mundo cobre, ya que también aspiramos a colaborar con instituciones públicas o con la Fiscalía. Por ejemplo, aquellos que quieran dedicarse al Penal, no hay mejor lugar para aprender Derecho Penal que la Fiscalía, pero allí no le pagarán por realizar estas prácticas. Por otra parte, recientemente se ha establecido que los despachos están obligados a dar de alta en la Seguridad Social a los estudiantes en prácticas que reciben una remuneración, algo que tampoco facilita que los estudiantes cobren. Si, para pagar 200 o 300 euros al mes, el despacho tiene que dar de alta en la Seguridad Social al estudiante, le está comportando un coste extra.
Una de las críticas habituales es que el Máster ofrecerá una formación general, pero no especializará a sus estudiantes. ¿Tendrán que hacer los estudiantes dos masters (el general y otro de especialización) de cara a disfrutar de una exitosa inserción laboral?
En algunos casos, quizás sí. Es verdad que el Máster no especializa porque el examen de acceso a la profesión es un examen demasiado generalista. Sería un problema impartir un Máster enfocado, por ejemplo, a Derecho Laboral y, posteriormente, enviar a los estudiantes a un examen en el que les preguntarán sobre todo.
Ése es el problema que en España el hecho de ser abogado te habilite para cualquier orden jurisdiccional. Desde el momento en que el título te permite ejercer en cualquier ámbito, en el examen se pregunta sobre cualquier ámbito. Lo que nosotros sí hemos querido introducir es un área de optatividad en la que los estudiantes pueden escoger hasta 3 optativas (12 ECTS) que les acaben dando un perfil. Teniendo en cuenta que en el Trabajo Final de Máster dejamos escoger área, podríamos decir que en 18 créditos sobre 60 se puede elegir aquello que más le interesa a cada uno.
Para finalizar, ¿qué consejo daría Ramon Ragués a los futuros estudiantes interesados en realizar el Máster de Abogacía en la UPF?
Que intenten aprovecharlo al máximo y verlo como un plus formativo. Entiendo que las primeras promociones se sientan con el agravio que implica ser los que empiezan este camino. Yo les recomendaría que lo olviden, que se centren en aprovechar al máximo todo lo que el Máster ofrece en cuanto a asignaturas, docencia y actividades complementarias. También recomendaría aprovechar y realizar unas muy buenas prácticas y que el Máster prácticamente les encauce profesionalmente. Ya llevamos 3 ediciones y podemos afirmar que muchos estudiantes están trabajando en despachos gracias al Máster.