El abogado junior como embajador de la marca del despacho

Por María Jesús González-Espejo

Socia directora de EmprendeLaw

Maricruz Padilla

Becaria en EmprendeLaw

Que son las personas las que aportan valor a una empresa es innegable, pero en un despacho de abogados esta afirmación adquiere si cabe aún más sentido. Y es que el éxito de un despacho depende fundamentalmente de la labor de sus abogados. Sobre este trabajo se construye la reputación del despacho y es ella la que genera la confianza necesaria para que el cliente te escoja.

Una firma que quiera establecer una marca fuerte debe ser consciente de que sus abogados son sus activos más importantes y que impulsar su desarrollo y compromiso es la forma más segura de ganar ventaja frente a los competidores. Es aquí donde cobra especial relevancia la figura del abogado junior, un “lienzo en blanco” en el que el despacho puede pintar, con arte y técnica sus valores, misión, la visión y la cultura corporativa sobre la que se apoya la marca. El abogado junior debe estar en el centro de la estrategia de fidelización del capital humano, que hoy recibe a menudo el nombre de employer branding.

Por ello, es necesario que el despacho invierta tiempo, esfuerzo y medios tanto en la rápida integración y adaptación del joven profesional como en afianzar su compromiso con el proyecto empresarial. Esta inversión no solo repercutirá en el prestigio del propio despacho, sino que es, además, un estímulo para abogados, pues le da una oportunidad para su evolución profesional, que será una motivación extra.

Una estrategia de fidelización de los abogados jóvenes debe apoyarse, en nuestra opinión, en tres pilares fundamentales:

  • Acciones dirigidas a acoger y apoyar a los nuevos profesionales durante el inicio de su actividad en la firma: es esencial que los abogados recién llegados se sientan parte del equipo desde el primer momento, por lo que crear un programa de acogida es una de las mejores maneras para contribuir a su rápida adaptación al despacho. Este programa incluirá formación en los aspectos estratégicos sobre los que deba saber el nuevo abogado; en el manejo de las herramientas de trabajo; en las reglas y procedimientos internos y permitirá a los nuevos incorporados conocer al resto de profesionales. El objetivo es facilitar la integración del joven profesional en la organización de la forma más rápida posible. Además es interesante utilizar la figura del mentor, es decir la asignación a los recién incorporados de un abogado veterano como apoyo, al menos durante los primeros meses. Se trata de instaurar un programa de “mentoring” o tutoría, que permite a los jóvenes aclarar sus dudas, preocupaciones e ideas, a través de quienes ya tienen la experiencia y conocimientos. Con ello, los mentores se convierten en “alguien de quien aprender” y, al mismo tiempo, despiertan en los abogados junior el sentimiento de formar parte de la firma.
  • En segundo lugar, las acciones dirigidas a dotar al joven abogado de una carrera profesional clara, pues para lograr que adquiera compromiso con el proyecto empresarial exigido por parte del despacho, éste debe tener claro lo que puede esperar y dar.
  • En tercer lugar, será necesario tener un sistema de retribución bien construido, acorde con el mercado y con las expectativas de nuestros profesionales. Parte de esta retribución podrá consistir en actividades de formación, que ofrecen la oportunidad perfecta para inculcar la estrategia y el sistema de trabajo del despacho. Al mismo tiempo, implantar estos programas de formación favorece el perfeccionamiento de los conocimientos que ya poseen estos profesionales y, sin duda, el desarrollo de nuevas habilidades, como competencias comerciales o de trabajo en equipo, lo que redundará en el bien de la firma y en la construcción de una marca más potente.

En definitiva, los abogados junior son una pieza clave del éxito de cualquier despacho que tenga un proyecto ambicioso de futuro. Los abogados de la firma deben estar al servicio de los clientes y la firma al servicio de sus abogados y para ello es necesario definir e implantar una estrategia de employer branding, apoyada en los pilares de la acogida y apoyo; la remuneración justa y la carrera profesional clara. El abogado junior es un embajador de la marca de sus despachos y su marca tiene por tanto que dotarle de las herramientas necesarias para que siempre sienta orgullo de representarla.