Abogacía y crisis de los refugiados

Oriol RuscaPor J. Oriol Rusca i Nadal

Decano del Ilustre Colegio de la Abogacía de Barcelona

Mucho antes que la crisis de los refugiados estallara en las pantallas de los televisores y las portadas de los diarios, los abogados europeos, españoles y catalanes habíamos encendido las luces de alarma ante una situación que con el paso del tiempo no ha hecho sino que agravarse.

Nos encontrábamos, y nos encontramos, ante una crisis humanitaria, social y política de grandes proporciones que Europa no podía ni imaginar, a consecuencia del éxodo de centenares de miles de personas huyendo de la guerra en Siria, Iraq, Afganistán, buscando refugio en un continente considerado la patria de los derechos humanos y de la libertad. Miles de personas, entre ellas centenares de niños y niñas, han perdido la vida en el Mediterráneo al intentar llegar por mar a nuestro continente. Muchos son víctimas de las mafias y de todo tipo de abusos y vejaciones, especialmente las mujeres y los niños.

No es un mérito especial que los abogados y las abogadas estemos especialmente al acecho desde septiembre de 2015, cuando por iniciativa del Consejo General de la Abogacía española se creó un registro de expertos en extranjería y asilo para poder asistir a los refugiados que llegaran a nuestro país. Forma parte de nuestra obligación y de nuestra vocación y tradición en la defensa de los derechos humanos, del servicio a las personas.

Palabras y acciones

Los abogados barceloneses, catalanes y españoles hemos trabajado con la palabra y con la acción. Tomando la palabra hablando a todos los foros posibles, denunciando la situación de los refugiados, contribuyendo a crear conciencia poniendo Europa ante sus contradicciones, procurando denunciar la hipocresía.

Dimos un especial impulso al manifiesto “Vergüenza, ni un minuto más! Por una Europa de las personas’ para hacer llegar la voz de la ciudadanía a las instituciones comunitarias. Este manifiesto lo entregué personalmente el pasado mes de marzo en nombre del ICAB, de la Abogacía Catalana y de la Asociación Intercol·legial de Colegios Profesionales de Cataluña –que representa a más de 100 colegios profesionales con más de 250.000 colegiados/des-, al director de la Oficina de la Comisión Europea en Barcelona.

Constituyó una ocasión no sólo para denunciar la situación infrahumana en que se encuentran los migrantes que llegan a suelo europeo, sino también para denunciar el pacto subscrito entre la Unión Europea y Turquía que no respeta los principios básicos del derecho de asilo. Al consagrar las expulsiones colectivas, vulnera todas las normas del Derecho Internacional y de manera específica la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea.

Argumentamos en aquel momento, y lo sigo diciendo ahora, que nuestro compromiso con las personas y la fe en Europa, a pesar de todo, ente legítimo para pedir a nuestras autoridades una actuación desde la inteligencia, la justicia y el humanismo.

A todas las reuniones a las cuales hemos tenido la oportunidad de asistir, como la del comité permanente del Consejo de consejos de la abogacía europea, celebrada en Barcelona en septiembre, hemos reivindicado los valores de tolerancia, respeto y apoyo a los derechos fundamentales de la persona que son propios de Europa como ámbito de libertad y de seguridad, y hemos reclamado el escrupuloso respecto al estado de derecho y el cumplimiento de la normativa internacional: la ya mencionada Carta de Derechos Fundamentales de la UE, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de las Naciones Unidas.

Cumplir los compromisos

Pero hay que continuar insistiendo por qué el panorama es muy complejo. Ha aumentado la xenofobia y el racismo y el terrorismo de signo islamista y el Brexit han empeorado todavía más la situación, sin que Europa sea capaz de construir una política común en el terreno internacional, de desarrollar una activa política de seguridad y de obligar en los estados miembros de la Unión a cumplir sus compromisos respecto a la acogida de refugiados.

Tampoco el gobierno español ha hecho efectivos también los compromisos adquiridos sobre acogida de refugiados. Los 15.000 refugiados que tenía que atender se han quedado en unas decenas, pero en cambio se ha permitido mostrarse receloso y crítico con ayuntamientos y autonomías, como Barcelona y Cataluña, que han querido aportar soluciones poniendo en marcha planes para recibir a las personas expatriadas. Además, España tarda hasta tres años en reconocer el asilo o la protección internacional.

Palabra y acción como decía. Nuestro compromiso ha traído también al ICAB, a través del Consejo General de la Abogacía española, a conocer la situación real de los refugiados sobre el terreno, a Lesbos. Y de manera concreta a formar parte del proyecto ‘European Lawyers in Lesvos’, junto con el Consejo General de la Abogacía Española. Esta iniciativa la ha puesto en funcionamiento el Consejo de Abogados de Europa (CCBE) y la Asociación de Abogados de Alemania (DAV) con el objetivo de ofrecer asesoramiento y asistencia jurídica a las personas refugiadas que se encuentran en esta isla griega.

Todo ello es coherente con el hecho que ser abogado, abogada, implica tener unos valores. La defensa de los derechos, las libertades y la dignidad de las personas, en este caso de los refugiados y las refugiadas, da sentido a nuestra profesión. Tenemos todavía un pesado trabajo por adelante.