La semana pasada al salir de los Juzgados me preguntaba un abogado de Barcelona, ‘¿Juan como puedo saber si esta empresa debe ir a concurso de acreedores?’ a lo que yo le contesté: ‘Leyendo el balance.’
Fue entonces cuando el abogado me respondió: ¿Y cómo leo e interpreto un balance?
En mi opinión, para todo aquel no familiarizado con este tipo de instrumentos contables, los 5 consejos prácticos básicos más importantes que deberían seguirse para leer e interpretar un balance son los siguientes:
1- Nunca mires únicamente el balance de una fecha. Cuando os pasen un balance de la situación de una empresa a una fecha determinada, tenéis de pedir siempre el del ejercicio anterior a dicha fecha, y paralelamente solicitar la memoria o las notas explicativas al balance. Ejemplificando; un médico para conocer con exactitud si una niño es alto o bajo, siempre toma como referencia a otra persona de la misma edad y del mismo sexo, y paralelamente lo compara con el crecimiento anual del niño. Tal como en el ejemplo del médico, todo aquel que lea unos balances, debe apoyarse en otros balances de una empresa con una misma razón social. Y, es imprescindible comparar aquel balance con los de los meses anteriores. Un balance no es más que una fotografía contable de una empresa en un momento exacto, por lo cual para conocer el funcionamiento de esta, es necesario observar los balances anteriores.
2- Los Fondos Propios o Patrimonio neto son la base o cimientos de la empresa sobre la que se construirán el resto de partidas del balance. Una empresa con fondos propios negativos o incluso con fondos propios positivos pero de escaso valor muestra claros síntomas claros de debilidades y desequilibrios financieros. Personalmente, sugiero prestar un especial y concreto interés en el capital social de la empresa como indicador de la confianza de los socios en la empresa.
3- Comparar el activo corriente con el pasivo corriente. Una simple operación aritmética de resta entre estas partidas os permitirá determinar la temperatura de la empresa. Si el activo corriente es superior al pasivo corriente, es decir la diferencia es positiva, suele ser síntoma de salud financiera, si por el contrario es negativo es probable que la empresa deba entrar en concurso de acreedores.
4- El total del activo no es el valor de la empresa, y una empresa no vale más que otra por tener un activo mayor, puede ser una primera variable pero no debe ser ni es la única a tener en cuenta. El valor de una empresa es la suma de muchas variables. Y en este sentido, los contables de las empresas contabilizan los activos a coste de adquisición o precio de compra que suele no coincidir con el valor de mercado. Una sencilla manera para identificar el valor real de la empresa es detallar los activos que tiene la empresa, y construir dos columnas que reflejen el valor neto contable que figure en el balance y el valor de mercado (El cual en función del activo a valorar, debería ser determinado por un experto independiente).
5- Leer la memoria o las notas explicativas del balance. Las cuentas anuales de las empresas se componen de la cuenta de pérdidas y ganancias, el balance de situación, el estado de cambios del patrimonio neto, el estado de flujos de efectivo y la memoria. En mi opinión, no debería interpretarse ningún balance sin leer la memoria o las notas al balance donde estarán todas las explicaciones y criterios de valoración necesarios para una correcta interpretación del mismo.
Espero que estos consejos os sean de gran utilidad a todos aquellos que os enfrentéis por primera vez a unos balances.
Juan Bermúdez.
Socio en AOB Auditores.