Redacción.
3 de julio de 2018.
De acuerdo a la última encuesta sobre Fiscalidad del “International Business Report” (IBR) de la firma de servicios profesionales Grant Thornton, el barómetro de opinión que la Firma realiza cada trimestre a 400 empresas españolas de entre 50 y 500 empleados, los directivos españoles sugieren que el sistema tributario actual es confuso, impreciso y adolece de transparencia.
Según los datos del IBR, las empresas españolas consideran que, entre las posibles medidas que se podrán adoptar para mejorar el sistema de tributación para las empresas, ocupan un lugar prioritario la transparencia y la claridad del propio sistema.
Así, un 63,4% de los directivos encuestados demandan más transparencia en lo que es una planificación fiscal estable, mientras que el 75,4% consideran que sería beneficioso para las empresas mejorar la claridad del sistema tributario a través de regulaciones globales estandarizadas.
En plenas campaña del impuesto sobre sociedades —ya que aquellas empresas en las que el ejercicio económico coincida con el año natural deben presentar la declaración del impuesto sobre sociedades antes del 25 de julio— las compañías afrontan un conjunto de obligaciones fiscales que no siempre están claras. Y esto es así no solo porque existan distintos tipos impositivos en nuestro país que han ido variando frecuentemente, sino porque cada vez más empresas españolas desarrollan su actividad a nivel internacional y se enfrentan a sistemas tributarios diferentes.
La demanda de los directivos españoles cobra así especial relevancia en el contexto actual, en el que las empresas desarrollan su actividad en un entorno cada vez más globalizado y, por tanto, están sometidas a sistemas fiscales diferentes, que no siempre son fáciles de controlar ante la creciente internacionalización de los negocios.
De hecho, el aumento y complejidad del marco normativo fiscal es otra de las preocupaciones más importantes señaladas por los directivos en el Barómetro Fiscal de Grant Thornton. Ante la creación de nuevas leyes y más exigencias internacionales centradas en la tributación empresarial, un 72% de empresarios en nuestro país considera que la fiscalidad se ha transformado en un asunto de prioridad estratégica que obliga a que esté presente en la agenda de los comités de dirección, los consejos de administración y las juntas de accionistas.
Según Josep María Gascón, Socio de Fiscal de Grant Thornton “cumplir con las obligaciones tributarias en un contexto de empresas globalizado exige que la función fiscal se gestione de modo cercano a las operaciones comerciales, no solo en los periodos obligatorios de declaraciones. En este contexto y para que las empresas estén bien preparadas, está surgiendo un fenómeno inédito en España, que adopta técnicas de la gestión empresarial y el derecho anglosajón: la gestión del riesgo fiscal. Un nuevo escenario que pasa de la planificación a la anticipación fiscal como método para hacer frente a riesgos fiscales importantes, desde sanciones y cargas financieras importantes y sobrevenidas hasta crisis reputacionales y comerciales que pueden incluso cuestionar la propia continuidad de la empresa”.
Cómo pueden las empresas hacer una buena gestión del riesgo fiscal
La gestión del riesgo fiscal es un tema de actualidad para empresas, autoridades y ciudadanía. Pese a ello, una amplia mayoría de empresas desconocen por completo que están incumpliendo con ciertos requisitos fiscales o que toman riesgos sin control y, lo que es más importante, cómo hay que estar preparados para aprovechar todas las oportunidades de este nuevo fenómeno que implica la contribución estratégica de la fiscalidad a los negocios.
Si bien la adopción de un marco interno de control fiscal todavía no es obligatoria en España, lo preocupante es que en otros países, en los que la gestión de riesgos es un área más madura, las empresas punteras sí los tienen integrados en sus rutinas internas, por lo que son más competitivas también comercialmente, financieramente y en capacidad de generar valor al accionista.
La propuesta de Grant Thornton para llevar a cabo una adecuada gestión del riesgo fiscal en las empresas, sea cual sea su tamaño y su sector de actividad, se basa en diseño e implementación de un marco estratégico de buenas prácticas fiscales.
A través de un marco de interno de gestión de los riesgos fiscales se pueden identificar y gestionar de un modo sistemático y ordenado que permite tomar decisiones con un mayor enfoque estratégico, asegurar la eficiencia operativa y la creación de valor para la empresa.
Además, las empresas deben cambiar la concepción tradicional de que las cuestiones tributarias son competencia de los “expertos fiscales” e involucrar en ellas a la alta dirección de las compañías, dotándose de un sólido marco de buen gobierno del riego fiscal.
La realidad es que el potencial impacto del riesgo fiscal va mucho más allá del departamento fiscal y es a la primera línea ejecutiva a la que le corresponde la responsabilidad de estar preparada.
Los gobiernos de todo el mundo ya están comenzando a adoptar leyes y marcos normativos para hacer seguimiento cercano de la exactitud e integridad de la información de naturaleza fiscal reportada por las empresas. Si se quiere evitar una intervención significativa de Hacienda, la documentación fiscal debe ser precisa y se recomienda adoptar pautas de conducta fiscal responsable y comprometida con los objetivos de la empresa.
En concreto, Josep María Gascón recomienda “un enfoque integral y multidisciplinar que aborde los siguientes aspectos:
- Cultura interna: definir una política fiscal clara y alineada con el funcionamiento de la empresa, que permita gestionar la carga fiscal de la empresa de manera eficiente y acorde a las expectativas de las autoridades fiscales y la opinión pública.
- Personas: maximizar el talento del equipo fiscal y financiero, favoreciendo la participación en la toma de decisiones verdaderamente estratégicas para el negocio.
- Procesos: identificar y controlar los riesgos fiscales mediante procedimientos detallados y bien comunicados.
- Sistemas: aprovechar las herramientas de análisis y gestión de datos fiscales que permitan una monitorización y evaluación continua.”
Además, siendo la carga fiscal la anotación de mayor impacto en el cálculo del resultado neto de la empresa, esta debe ocupar un lugar estratégico en la generación de valor y crecimiento de un negocio. Como sucede con cualquier otro aspecto estratégico, sea financiero, operativo o reputacional, el riesgo fiscal debe tratarse con el mismo rigor y disciplina. Para ello es imprescindible que las empresas se doten de un marco de gestión del riesgo fiscal, integrado en una política fiscal comprometida con los objetivos de negocio, que evite daños económicos y que genere valor en la empresa.