La rehabilitación de los delincuentes sexuales

Por Anna Jiménez
Barcelona
Traducción por Arantxa Bernal
 

Hace unas semanas que los medios de comunicación vuelven a hablar del segundo violador del Eixample, delincuente que, en su día, llevó de cabeza a la policía de la ciudad condal y conmovió a la ciudadanía en general.

Ahora el caso es noticia porque Alejandro Martínez Sigul ha salido de la prisión de Brians, donde estaba cumpliendo condena por los delitos de violación que cometió. La población ha criticado este hecho porque considera insuficiente que haya cumplido “sólo” una pena privativa de libertad de 3 años y 9 meses por intentar abusar de una menor de 12 años de edad cuando se encontraba en libertad condicional. Sin embargo, la pena impuesta, su proporcionalidad y su cumplimiento efectivo es otro debate, que aquí no abriremos porque el objetivo de este artículo es hablar de los delincuentes sexuales reincidentes y su reincorporación a la sociedad, porque descartamos tajantemente que el aislamiento sea una alternativa posible.

En concreto, el segundo violador del Eixample se ha sometido dentro de la prisión situada en Sant Esteve de Sesrovires a un programa psicosocial y a un tratamiento farmacológico de inhibición del deseo sexual más conocido como castración química. ¿Pero qué es eso? En las prisiones del Estado español los presos condenados por delitos contra la libertad sexual tienen que someterse a un tratamiento de rehabilitación a cargo de los psicólogos, trabajadores y educadores sociales del centro con el fin de evitar el alto grado de reincidencia que acompaña siempre a estos delitos. Además, en este caso concreto, Alejandro Martínez se ha sometido voluntariamente —no se puede aplicar de forma obligatoria— al tratamiento de castración química que, como ya hemos dicho con anterioridad, consiste en la administración de unos fármacos inhibidores del deseo sexual. Con esta medicación, el paciente tiene menos posibilidades de cometer de nuevo delitos de carácter sexual, aunque se suele criticar que cuando el paciente deja de tomar la medicación su efecto desaparece.

Sin embargo, los responsables del Centro Penitenciario han informado de que la rehabilitación no ha sido cumplida y, precisamente por este motivo, el Fiscal de Vigilancia Penitenciaria ha encargado a los mossos d’esquadra que vigilen al segundo violador del Eixample.