Agradeciendo en primer lugar a todo el equipo que forma parte de ElJurista.eu, me gustaría estrenarme en este artículo tratando un tema que está de actualidad pese a que en las últimas semanas no hayamos visto en las noticias mención alguna: los escraches. Los recortes y las políticas ideológicas llevadas a cabo por una mayoría legítima en las urnas, pero ilegítima en cuanto a programa electoral, han despertado tanto malestar e impotencia en la sociedad que bastantes grupos de ciudadanos han sucumbido a una “nueva forma de manifestación pacífica” (como así lo llaman ellos) que ha dado nombre al ahora conocido como “escrache”.
La finalidad consiste básicamente en rodear el domicilio del político en cuestión para desde la calle hacerse oír y así, hacer que este político se dé cuenta de que está gobernando a espaldas del pueblo. Hasta aquí la explicación, pero ahora bien, ¿son legales los escraches analizados desde un punto de vista jurídico?
Si comparamos el contenido y significado del escrache con los artículos 20 y 21 de la Constitución española (derecho a la libertad de expresión y de reunión pacífica sin armas) podríamos decir que los escraches se ciñen a la perfección con la Carta Magna. Pero obviamente no pretendo acabar mi conclusión aquí, pues realmente hay más artículos a tener en cuenta… Como contrapunto, el artículo 18 de la Constitución pone en duda la legalidad de estas manifestaciones puesto que la intimidad personal y familiar no existe cuando tienes delante de tu casa una acústica que se mezcla con insultos y gritos de “no nos representan”. Es cierto que en aspectos genéricos, el artículo 18 CE tiene como objeto la prohibición en el interior del domicilio a no ser que exista una orden judicial, pero interiorizándonos en el fondo de la cuestión no se puede afirmar que existe intimidad si a la vez hay gritos e insultos en contra tuya, pese a estar en el interior del domicilio.
Dicho esto, ¿qué decir de los vecinos de los políticos? ¿Acaso ellos tienen culpa de haber elegido una vivienda con un ministro como vecino? Para nada. Si antes he hablado de la intimidad familiar y personal, en el caso de los vecinos, pasa exactamente igual. A mí como cualquier joven universitario me repatea profundamente la subida de tasas universitarias, y por ello voy a asistir a todas aquellas manifestaciones que se convoquen siempre y cuando haya el comunicado pertinente a la administración. Pero, también me repatearía que en época de exámenes, por ejemplo, tuviera que irme de mi casa por tener en la calle a un grupo de 50 personas gritando como posesas contra un vecino mío que trabaja en el Ayuntamiento.
Por otro lado es importante recordar que en el Código Penal se contempla delito “coaccionar con el objetivo de impedir el legítimo disfrute de la vivienda” (artículo 173.1 CP), un delito por cierto, castigado con penas de seis meses hasta dos años de prisión. Obviamente situaría en un baremo inferior de pena a aquellos escraches que son apenas irrelevantes y en uno más elevado a aquellos que tengan más relevancia pública.
Porque los escraches no son todos iguales: no es lo mismo realizar un escrache a un político de pueblo cuya relevancia y asistencia es ínfima, que un escrache a González Pons donde un grupo de personas entró en el portal de este político y llegaron a picar a la puerta supuestamente para “entregarle de manera pacífica” un comunicado. En ese momento, y según Pons, solo estaban su mujer y sus hijas en casa… ¿Esto no es acoso a la intimidad familiar? Se ve que para algunos no… Y si no me equivoco en su buzón le dejaron un sobre con una bala dentro. ¿Alguno de vosotros ha oído a la señora Ada Colau condenar este acto? Yo no… y para colmo desde Europa le dan un premio por la labor que está llevando a cabo. Como se nota que no han visto estos escraches…
Acabo ya recordando una frase que dijo un político: “en el momento en que una persona sale a la calle y sienta mediante ciertas actuaciones que no se respeta la ley, la democracia se acabará”. Y lo subrayo al 100%. Insisto en que las políticas de recortes que se están llevando a cabo no me gustan nada, pero nunca, y reitero, nunca tendré la inquietud, curiosidad o intención de ir a un escrache a un político.
Creo en la democracia y como buen demócrata hay que realizar los cambios oportunos desde la política y desde las instituciones, que sinceramente creo que son muchos y hace falta regeneración democrática. No por ello no valoraré positivamente que Ada Colau haya conseguido en mayor o menor medida que disminuyesen los desahucios, pero el acoso ilegal o escraches a políticos no lo aplaudiré ni hoy ni nunca.
Juan José Sánchez
Universitario. Derecho & Gestión y Administración Pública. Interesado en temas de política y actualidad.
Twitter: @sanchez_jj