La islamofobia no tiene sentido

Diego FierroPor Diego Fierro Rodríguez.

En las últimas semanas se ha hablado de forma amplia sobre el atentado de París, que fue ejecutado por yihadistas. Las reacciones a esos atentados tuvieron diversas manifestaciones, ya que algunos dirigentes políticos han acordado reforzar los controles en la Unión Europea, revisando el Acuerdo de Shengen, que ha sido definido por la presidenta del Frente Nacional, Marine Le Pen, como “un paraíso para las filiales, las mafias y los yihadistas”, mientras que otros culpan de los atentados a los fallidos intentos de favorecer el multiculturalismo. Además, se ha ido promoviendo de diversas maneras la islamofobia, que implica el rechazo hacia los musulmanes, cuya materialización en una corriente ideológica se está extendiendo en Francia.

Hay que decir que ni todos los musulmanes son personas radicales dispuestas a matar por sus ideas, ni todos los integristas son musulmanes. El artículo 18 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos señala que “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. El artículo 7 de la misma norma indica que “Todos son iguales ante la ley y tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley” y que “Todos tienen derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta Declaración y contra toda provocación a tal discriminación”. Nadie puede ser vejado o discriminado por ser musulmán.

No puede culparse a la generalidad de los musulmanes por actos sangrientos cometidos por personas que, en definitiva, se escudan en la religión para cometer feroces atrocidades contra la sociedad, dañando, además, la imagen de todas aquellas personas que son creyentes y practicantes de la religión musulmana. Además, muchos musulmanes han sido víctimas del yihadismo.

Un ciudadano, entrevistado en los días siguientes al atentado de París, comentó que todos somos personas. Esa es una gran verdad, porque, por encima de las ideas, deben estar las personas, ya que todo lo que sea una idea no deja de tener una función instrumental, no pudiendo ser, un ningún caso, un fin. Tampoco pueden servir para motivar brutales crímenes como los que se están produciendo en nombre del islam.

Entrar en un circuito en el que reine la intolerancia contra el islam no solucionará ningún problema, sino que solo servirá para revivir momentos anteriores, como algunos que se desarrollaron en la Edad Antigua o determinados sucesos de la hegemonía nacionalsocialista alemana, en los que se realizaron actos que no deberían volver a producirse.