Automatización en la redacción de contratos y oportunidades legales en la transformación digital

Por Pol Rubio.

25 de mayo de 2018.

Esta mañana hemos tenido el placer de asistir a unas de esas charlas del futuro: las que se realizan en streaming. Desde tu casa o trabajo, solo necesitas un dispositivo con conexión a Internet para poder seguirla. No hace falta ni siquiera que sea un portátil, puedes visualizarla desde tu tablet o smartphone. Bajo el título “La transformación digital de la industria de servicios jurídicos”, Thomson Reuters España, en su canal de Youtube, ha retransmitido en directo dos ponencias encaminadas a valorar hacia dónde se dirige el mundo de los abogados. No es casual que se refiera a la “industria” legal en vez de a la “profesión”, pues el concepto romántico de artesano, incluso artista, del jurista parece cada vez más devaluado con la automatización de los procesos y sus expectativas de futuro más próximo no invitan a pensar que esta tendencia pueda, y quizás tampoco deba, ser revertida.

Tras una breve introducción del propósito de la mesa y los ponentes por parte de Carlos Tejo, Responsable de Alianzas en Thomson Reuters, ha empezado la primera conferencia, pretendiendo identificar los retos y oportunidades que ha generado el impacto de la tecnología en el sector legal.

Eva Bruch, doctora en transformación digital y socia de AlterWork, ha contextualizado el mundo digital en general con ejemplos como Facebook o las impresoras 3D. Facebook hacía algo nuevo en sus inicios y no despertaba ninguna antipatía en el mercado pero en 2017 solicitó una licencia bancaria para poder hacer pagos aprovechando sus 2 millones de potenciales clientes de la red social, por lo que los bancos se encontraron con un competidor de la noche a la mañana.

Las impresoras 3D hace 4 años eran un producto futurista pero es probable que en otros 4 años las tengamos en nuestra casa y podamos imprimir muchísimos productos que veníamos comprando en las tiendas de barrio. Puede que incluso armas, ya que la Liberator es una pistola de un solo uso cuyos planos estuvieron en Internet dos días y los descargaron más de 200.000 veces.

Enfocándonos ya en el sector jurídico, ha explicado que China ya tiene un juzgado virtual en Hangzhou porque es domicilio fiscal de muchos e-commerce y el algoritmo compass en Estados Unidos está ayudando a los jueces a valorar el potencial de criminalidad de un enjuiciado. 

Eva Bruch

Aterrizando en el contexto de los juristas de despachos y empresas, Bruch se ha centrado en la automatización del documento legal. Rocketlawyer vende plantillas de contratos personalizados por un precio medio de 35 euros y ha obligado a la reacción de los grandes despachos, en concreto de PwC, que ha decidido hacer venta online de sus contratos. Enfocados a un nivel de operaciones más elevado, pero usando el mismo canal, que parece haber sustituido al asesoramiento clásico del abogado en la redacción de un contrato.

Bajo el conocido lema “cheaper, faster, better”, ha explicado que “la transformación digital debe pivotar sobre la parte de procesos”. Simplemente pintando el mapa de procesos e identificando los cuellos de botella se mejora un 10-15%. Si además aplicamos la tecnología, como el sistema kira, y la consolidamos, aumentamos exponencialmente esa ratio.

Sin embargo, ha reconocido que la inversión en tecnología presenta dos principales hándicaps: (i) el idioma, dado que en inglés funcionan perfectamente pero en castellano no tanto, y (ii) el volumen de datos, ya que si el volumen que maneja el despacho no es muy alto la inversión puede ser costosa. Pero ha querido recordar que son tantos los despachos que ya están invirtiendo en estas tecnologías que, lo que parecía que iba a ser un factor diferencial, está deviniendo commodity, habiendo incluso decisiones judiciales que han recomendado abiertamente su uso a abogados.

Por último, ha comentado implicaciones del blockchain, que automatiza trabajos de los asesores fiscales, y los smart contracts, por los cuales el abogado tendrá que aprender a codificar, o apoyarse de un programador, para poder corregir los errores que contenga.

Es un tema de actitud, nos lo tenemos que creer y poner de nuestra parte”.

Acto seguido Jaime Barbero, Product Manager en Thomson Reuters, ha presentado su tecnología Contract Express, que evoluciona la redacción de documentos jurídicos con la pregunta de “¿y si pudieras eliminar el trabajo manual repetitivo?” como trasfondo.

Barbero ha querido destacar que el 90% de los abogados al menos dedican 2 horas al día a la revisión de contratos sin ayudas ni herramientas más allá de las habituales de Office. Y que un estudio británico ha cuantificado esa pérdida en millones de libras al año. Algo que se pretende minimizar con productos como Contract Express, que haciendo una primera y única inversión de tiempo para crear los indicadores y plantearse qué respuesta quiero dar según la voluntad de la otra parte, generan un template (en formato Word) que solo se puede modificar en las variables introducidas, con la minimización de riesgos que eso conlleva en el caso de la empresa, donde el contrato suele pasar por muchos departamentos y manos, y con una trazabilidad total respecto a quién ha cambiado qué. Se pretende que la negociación sea más rápida y también la facturación, sin olvidar la protección de datos, que en una fecha tan señalada se ha querido hacer hincapié en que el template ofrece también una mayor seguridad.

El evento ha terminado con un turno de preguntas, que ha echado de menos la existencia de un programa de traducción legal 100% fiable, y un coloquio presencial al que desgraciadamente no hemos podido asistir, pero quién sabe si en el futuro la tecnología nos permitirá también “estar” allí, quizás en forma de holograma, al más futurista estilo de Star Wars.