Un despacho profesional tendrá un mayor valor económico para un tercero interesado cuanto menos imprescindible sean los socios. El día que estos abandonen el barco, los clientes, el principal activo de todo despacho profesional, seguro que se plantearan su continuidad si no existe una segunda línea profesional capaz de seguir la actividad sin la figura de su fundador y creador, manteniendo la misma calidad y servicio.
En los actuales procesos de valoración en los que estamos participando, esta es una de las primeras preguntas que planteamos en las entrevistas iniciales. En función de la respuesta de los socios, ponderamos la operación con un coeficiente corrector a la baja o al alza.
Más allá del grado de dependencia del socio o socios fundadores, existen otros factores que son relevantes en los procesos de valoración de despachos.
En primer lugar, podemos observar el grado de concentración de la cartera de clientes. Aquel despacho que tenga una mayor dispersión de clientes tiene un menor riesgo de integración que aquel otro que depende en gran medida de un solo cliente o grupo empresarial. Debe valorarse esta concentración también a nivel sectorial, dado que si un despacho tiene una excesiva concentración de clientes de un sector concreto como por ejemplo el sector inmobiliario o de la construcción, ante una contracción del mismo, aquel despacho que tenga un mayor número de clientes del sector en crisis verá más reducida su facturación, su rentabilidad y por consiguiente su valoración.
En segundo lugar, hemos de analizar la capacidad directiva de la segunda línea. Tal y como planteaba en el primer párrafo del presente artículo, ante un despacho con una segunda línea de profesionales preparados y capacitados para continuar el negocio, a otro en el que la segunda línea no dispone ni de los conocimientos ni habilidades empresariales para continuar el negocio, la valoración del primero siempre será superior a la del segundo.
Seguidamente, hemos de valorar el alcance geográfico nacional e internacional. En los últimos años, aquellos despachos profesionales especializados en un único mercado local como la ciudad o comunidad autónoma en la que están presentes han sido más vulnerables a la crisis que aquellos otros despachos profesionales que tengan sus clientes repartidos por todo el territorio nacional.
Finalmente, otro factor clave en la valoración de despachos profesionales es el grado de internacionalización del mismo. Dada la actual crisis económica que hemos sufrido en nuestro país en los últimos años, algunos despachos profesionales han iniciado contactos con redes internacionales o despachos de menor tamaño en países europeos (por proximidad) como Francia o Portugal y por países de América Latina (por una cuestión idiomática) que son valorados de forma positiva por terceros, ya que permite al despacho una mayor dispersión de sus ingresos, un menor riesgo/país y por consiguiente un mayor valor del despacho.
Existen muchos mas factores que pueden ser considerados, si bien a nuestro entender, suelen ser criterios subjetivos que en muchas ocasiones obedecen a normas internas de valoración que tienen una menor incidencia en la valoración de una empresa de servicios. Sin embargo, el leitmotiv principal al que nos debemos atar es que “su firma de auditoría o de abogados tendrá un mayor valor frente a terceros cuanto menos imprescindible sea usted”.
Socio en AOB Auditors.