Ucrania: estado de sitio

Por Albert Jové  
Barcelona.

Hace pocas semanas que el mundo se felicitaba por el fin de la revolución popular de carácter proeuropeo que agitaba Ucrania, en concreto el centro de la capital, Kiev. Todo el elenco internacional se felicitaba por la caída y exilio de su presidente, el que fuera elegido democráticamente, Viktor Yanukovich al que se había criticado duramente por la represión a la que sometía a los ciudadanos que se manifestaban en su contra y a la deriva autoritaria de sus políticas.

A partir de entonces todo ha sido una precipitación de hechos que han provocado convulsión y perplejidad en el ámbito internacional.

Delante del derrocamiento del gobierno ucraniano, el presidente de Rusia, el incombustible Vladímir Putin manda efectivos terrestres y marítimos a la región de Crimea, base de la flota naval rusa y sitia los cuarteles militares ucranianos bajo el pretexto de que ahí se encuentran intereses militares rusos y que debe protegerlos, también que existe una crisis humanitaria en la zona y que los rusos étnicos corren grave peligro. Guerras periodísticas o publicitarias aparte, me gustaría centrarme en lo que al Derecho Internacional Público ha supuesto esta acción bélica.

La decisión unilateral de utilización de la fuerza contra la mayoría de los estados es totalmente inaceptable. Se trata inequívocamente de un acto de agresión. Acto de agresión porque no concurren ninguna salvedad que permitiría la intervención militar, estas son: que se trate de un acto de legítima defensa o bien que se trate de una medida de fuerza que haya autorizado el Consejo de Seguridad de carácter coactivo.

Este acto de agresión a la soberanía de un estado choca frontalmente con lo que se establece en la Carta de Naciones Unidas, particularmente, los puntos que hacen referencia al principio de arreglo pacífico de las controversias, la prohibición de amenaza y el uso de la fuerza (cuando no esté permitida por el Consejo) y la no intervención en los asuntos internos de un estado.

Reunida de urgencia la OTAN a petición de Polonia, ahora deberá reunirse el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Este, recordemos, es el órgano internacional pensado para mantener la paz y seguridad internacionales. Está formado por 15 estados, 5 permanentes y 10 que son elegidos de 5 en 5 cada año, por un tiempo de 2 años como representantes en el Consejo.

Cada miembro del Consejo tiene un voto, sin embargo, los 5 estados permanentes tienen derecho a vetar las decisiones que puedan votarse, y aquí vienen las malas noticias para Ucrania, la Federación Rusa  es miembro permanente del Consejo de Seguridad y con toda seguridad vetaría cualquier decisión del Consejo que pudiera afectar al conflicto.

La Unión Europea también tiene un gran papel pues en cierto modo ha sido el desencadenante de la revolución y ahora debe dar una respuesta contundente a este acto, aunque estén en juego cosas tan importantes para algunos estados de la Unión (Alemania por ejemplo) como el gas que se importa desde Rusia.

Soldados rusos sin identificar marchan por la zona ocupada de Crimea. Fuente: www.abc.es
Soldados rusos sin identificar marchan por la zona ocupada de Crimea. Fuente: www.abc.es

Aunque no se ha producido ningún acto de guerra donde haya que lamentar fallecidos, la tensión en la zona y la división de la sociedad ucraniana es patente, siendo un estado muy joven desgajado de la Unión Soviética.

Confiemos en que la diplomacia no haya fracasado del todo y Europa no deba verse golpeada otra vez por una guerra como la de los Balcanes.