La jornada, celebrada en la misma universidad londinense con un significativo número de asistentes, empezó con la intervención del ex-Cónsul General del Reino Unido en Barcelona, Geoff Cowling, que hizo un repaso de la historia de Catalunya subrayando, ante la incredulidad del público, que Catalunya tiene el Parlamento más antiguo de Europa, con medio siglo más de historia que el propio Parlamento Británico.
Seguidamente fue el turno de Miquel Strubell, uno de los cofundadores de la Asamblea Nacional Catalana y director de la Cátedra en Multilingüismo en la Universidad Abierta de Catalunya. El ex- diputado explicó la evolución del sentimiento independentista en los últimos 7 años en Catalunya con una serie de datos muy ilustrativos sobre los agravios económicos y culturales que sufre el principado, destacando que muchos partidarios del federalismo -como él- han abandonado esta opción, así como el profundo arraigo europeísta que se vive en nuestro país desde hace muchos años. El contrapunto a esta intervención vino de la mano del periodista Xavier Vidal-Folch, que remarcó la falta de definición del proceso soberanista que ha emprendido el Gobierno actual, lamentando las muchas incertidumbres que se plantean y, que según su opinión, nadie se atreve esclarecer.
Tras una pausa-café, se inició un debate de carácter más jurídico sobre la viabilidad de los procesos de autodeterminación dentro de la Unión Europea. El Profesor experto en Constitucionalismo de la UCL Robert Hazell aseguró que “las Constituciones de los Estados son un claro reflejo de su historia“. En este sentido, considera que es muy poco conveniente comparar el caso escocés con el catalán, ya que el bagaje histórico de estos dos territorios, así como el del Reino Unido y España son muy diferenciados. Una de las razones que justifican, según Hazell, la celebración de un referéndum sobre la independencia de Escocia es que hace relativamente poco ya se dio la autodeterminación en Irlanda del Norte y ahora Londres no podría negar el mismo derecho a los escoceses. El referéndum de Escocia, enfatizó, será legal (tuvieron que cambiar la legislación para hacerlo posible), imparcial y decisivo.
A continuación, fue el turno de Montserrat Guibernau, Profesora de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Queen Mary University, quien explicó por qué el secesionismo, un movimiento que nunca había sido mayoritario en Catalunya, ha ganado tantos adeptos en los últimos años. Por Guibernau, el motivo radica en el rotundo fracaso de las relaciones entre el Gobierno de la Generalitat y el Gobierno central, marcadas por una falta de cultura democrática. Siguiendo el paralelismo con Escocia, la profesora expuso los motivos por los que los escoceses podrán manifestar su voluntad en las urnas y los catalanes, de momento, no. En primer lugar, habló de los diferentes conceptos de democracia: mientras en España impera una visión estática consistente en respetar las leyes y no modificarlas, el Reino Unido siempre ha destacado por una visión dinámica consistente en el profundo respeto por la voluntad de los ciudadanos, aunque no se comparta el mismo punto de vista. El segundo motivo es la política cultural: el Reino Unido goza de una democracia más que consolidada; España, por el contrario, tiene una democracia que todavía es joven. El tercer y último motivo es el trasfondo histórico: mientras que en el Reino Unido nos encontramos con la voluntad de inclusión (Escocia siempre ha sido respetada como Nación desde la creación del Reino Unido en 1707, pero al mismo tiempo sus ciudadanos se han beneficiado de formar parte de uno de los Imperios más importantes de la historia), en España nos encontramos con un modelo basado en la imposición (se prohibió a los catalanes comerciar con Sudamérica durante más de 200 años).
Siguió la ponencia de Graham Avery, Director General Honorífico de la Comisión Europea y Profesor de la Universidad de Oxford. Avery comenzó expresando su profundo descontento con los argumentos utilizados por los unionistas británicos ante la posible independencia de Escocia, en relación a la salida de la Unión Europea. El Profesor planteó que en el hipotético caso de un “sí” en el referéndum, el Tratado de la Unión Europea no proporciona una solución jurídica para casos de división, escisión o separación interna y es por ello que cuando suceda un caso de estas características, prevalecerán las negociaciones de los Estados afectados, que serán fundamentales para llegar a la que él llama la solución de sentido común. En el caso escocés, Avery recordó que el gobierno de Westminster se comprometió a respetar la decisión de los escoceses, y esto a su entender comprende ayudar a Escocia a entrar a formar parte de la UE. Es por ello que el prestigioso académico consideró imprescindible que los catalanes adquiramos el mismo compromiso por parte de las autoridades españolas.
Por último, participó Sir David Edward, profesor emérito de la Escuela Jurídica de la Universidad de Edimburgo y ex-Juez del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas, quien diferenció el caso escocés del catalán con tres factores: la ausencia de represión, la ausencia de pasión que genera el debate y la poca afectación entre la comunidad joven. Sin embargo, remarcó la importancia de dos factores en cualquier proceso de independencia que deben ir necesariamente de la mano: los principios democráticos y la legalidad. Así consta en el artículo 2 del Tratado de la Unión Europea, con este orden. Por tanto, en una Unión Europea caracterizada por la pluralidad y la no discriminación, así como el respeto a las minorías, no hay motivos para negar a los catalanes su derecho a la autodeterminación, siempre y cuando se adecue el marco jurídico a tal finalidad. En la misma línea del ponente anterior, Edward recordó que sería una situación sin precedentes negar la ciudadanía europea o la libre circulación de personas a quienes la han disfrutado desde el nacimiento de un día para el otro. Por ello, considera que “de acuerdo con sus obligaciones de buena fe, cooperación y solidaridad, las Instituciones Europeas y los Estados Miembros estarían obligados a entrar a negociar antes de que la separación de un Estado fuera efectiva, para determinar la futura relación entre los ciudadanos del Estado separado (Catalunya o Escocia) y el resto de Estados Miembros“. Aparte de eso, ironizó, la única certeza es la incertidumbre.
Hizo efectiva la clausura de la jornada Roger Albinyana, Secretario de Asuntos Exteriores y de la Unión Europea de la Generalitat de Catalunya, destacando la internacionalización del caso catalán y lamentando los continuos tropiezos del Gobierno español ante las vías de diálogo planteadas.