Comprender el lobby en 10 pasos

Por Joan Roselló Cardona.

Cuando oímos hablar de lobby en los asuntos públicos solemos creer, incorrectamente, que es un mero acto de persuasión. De palabrería. Casi de un simple y burdo trámite de compra de voto. Error. Craso error.

Aún y ser manifiesta (¡y necesaria!) la exigencia de una Ley de Transparencia más detallada con tal de regular una práctica habitual, prevenir los casos de corrupción y profundizar en la seguridad jurídica de los cargos públicos, el ejemplo que avanzásemos sería claro motivo de incursión en varias y diversas aceptaciones claramente tipificadas, normalmente, en todo código penal.

Contextualizándonos en el marco normativo español, ejemplo de ellas podrían llegar a resultar los tipos delictuales de Cohecho, Tráfico de Influencias o de Negociaciones, Actividades prohibidas y Abusos en el ejercicio de la función ya previstos en el Título XIX, del Libro II, de la Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal. Así pues, si hablamos de lobby, deberemos empezar a hacerlo con propiedad.

Tal y como explicase en la última docencia que impartí sobre negociación estratégica, al igual que ocurra con los negociadores profesionales, la profesión de lobbista consiste, mayormente, en un ejercicio de profunda investigación, exhaustivo análisis y rigurosa capacidad de propuesta.

Próximamente, analizaré con más detalles y en sucesivas entregas las claves para maximizar las posibilidades de alcanzar una negociación óptima. Ahora bien, en esta ocasión, con tal de evidenciar un ejemplo de actividad lobbista comparto con vosotros Comprender el lobby en 10 pasos.

 1.       Punto de partida: Jurista (pero no uno cualquiera). En efecto, toda actividad de lobby pasa por empezar contando con un jurista y, especialmente,  especializado en asuntos públicos. Muchos son los que, erróneamente, confían sus propuestas en meros oradores. Error estratégico y peligrosa banalización de la esfera pública. Como ya avanzásemos y a continuación seguiremos profundizando, el lobby no es un mero acto de persuasión. Hablamos de algo mucho más riguroso, analítico y profesional.

2.       Dominio del diseño político-institucional. Cuando ya contamos a nuestra vera con un profesional, será preciso comprender cuál es el profundo diseño político-institucional. Hablamos de una complejidad de factores. Entender cuál es el marco normativo vigente, las instituciones competentes o el funcionamiento en sede parlamentaria. Del mismo modo que el conocimiento en perspectiva comparada del desarrollo legislativo del issue de nuestra preocupación.

3.       Comprensión jurídico-analítica. Una vez comprendamos cual es el diseño político-institucional, nos resultará fundamental comprender en profundidad la legislación afecta a nuestro intereses. Cuál es su período de vigencia, cuál fue su desarrollo en sede parlamentaria, las mayorías que posibilitaron su aprobación, la exposición de motivos o las cláusulas jurídicas indeterminadas, resultaran ejemplos a comprender y saber detectar para poder realizar una primera evaluación analítica.

4.       Capacidad de propuesta. Es llegados a este punto y nunca con anterioridad, cuando empezará el ejercicio de propuesta. A tal efecto, resultará trascendental poder responder a las siguientes preguntas. ¿Sabemos que queremos defender/proponer?, ¿entendemos todas las posibilidades al respecto que prevé el marco normativo vigente? y, a su vez, ¿existe viabilidad jurídica para mantener el status quo o proponer una modificación al respecto? Solo si somos capaces de responder afirmativamente a las interrogaciones planteadas, seremos capaces de dar forma a una alternativa.

5.       Elaboración mapa posicional. Una vez tengamos claro que queremos proponer y cuales puedan llegar a ser nuestras posibilidades reales (término fundamental, como así detallaremos en el punto séptimo) de defensa/propuesta, llegará la hora de elaborar el mapa posicional. Con el pretendemos hacer una radiografía de nuestra área de actuación y, de un modo superpuesto, de toda la esfera afecta al marco competencial. Detallar cual es nuestro geoposicionamiento, los diferentes actores institucionales, económicos y sociales relevantes y, especialmente, aquellos otros con una capacidad de decisión específica sobre nuestro issue de preocupación.

6.       Comprensión del tablero de juego. Detallado el mapa posicional, será igual o más importante la comprensión del tablero de juego. Con ello nos referiremos a la analítica del flujo de intereses, tendencias e inercias vinculadas a cada actor geoposicionado en nuestro mapa posicional. Obviar algún elemento clave, resultará fatal. Del mismo modo a no comprender en profundidad el conjunto de elementos no tangibles que marquen la capacidad de decisión, posicionamiento y notoriedad sobre nuestro issue de preocupación.

7.       Estrategia real. Comprendido cuál es el tablero de juego, la totalidad de actores que interactúen en él y las relaciones pasadas, vigentes y potenciales entre todos ellos, resultará el momento de elaborar la estrategia real. Con ello queremos evidenciar dos aspectos fundamentales. Relacionado al concepto estrategia (procedente de dos palabras griegas: stratós, que significa ejército y agó, que significa conducir), comprenderemos el arte de conducir el ejército y, por extensión, su sentido aplicado a este hipotético: el “arte de dirigir un asunto para lograr el objeto deseado”. Ahora bien, relacionado al concepto real, enfatizaremos el hecho por el cual, toda pretensión la cual no se adecue a unos objetivos plausibles, emergerá, por defecto, viciada de nacimiento. Por tanto, resultará fundamental tener muy claro “dónde estamos, qué queremos y hasta dónde podemos llegar”.

8.       Difusión global. Es preciso remarcar que, llegados a este punto, aún no habremos interactuado con ningún otro actor. Esa es la diferencia entre el jugador que salta de repente al terreno de juego sin ninguna preparación y aquel otro que, con anterioridad, ha dedicado horas, días, semanas y meses a entrenarse comprendiendo las reglas, los oponentes y las posibilidades del terreno de juego. Sólo con un minucioso trabajo previo, nos resultará factible empezar la máxima difusión global para dar a conocer, posicionar y que nuestro issue de preocupación adquiera la mayor notoriedad posible con un único objetivo: maximizar el conocimiento, apoyo y legitimidad de nuestra propuesta.

9.       Pedagogía individual. En el punto previo habremos ejemplificado la necesidad de difundir con la máxima posible nuestro interés de defensa/propuesta. Ahora bien, en ciertas ocasiones, nos resultará preferente “hablar con uno a hacerlo con cien”. Se trata de los llamados líderes de opinión o actores claves los cuales puedan ayudar a reforzar tus argumentos, potenciar mucho más tu mensaje o dotarte de mayor legitimidad. Con ellos, no nos servirá la mera difusión. Ahí tendremos que dedicar un mayor esfuerzo, tiempo y dedicación, variables canalizadas del modo específico más adecuado a cada uno de nuestros interlocutores. Pedagogía individual.

10.   Presentación formal.  Por último, después de habernos asegurado de haber llevado a cabo todos y cada uno de los diferentes puntos previos, será el momento del último paso. La presentación formal. Deberemos asegurarnos de transmitir al interlocutor óptimo (aquel el cuál tenga máxima capacidad de decisión/revisión/actuación sobre nuestra propuesta) la que sea nuestra alternativa de defensa/propuesta. Explicando su razón de ser. Proponiendo una propuesta rigurosa, viable y formal. Y acompañándolo de la que haya sido la notoriedad, aceptación y legitimidad social.

Como habremos apreciado, la actividad lobbista responde a profesionalizar una práctica igual de habitual como remota en los asuntos públicos. El de la propuesta, defensa e interés de prevalencia de los intereses legítimos de todos los diferentes actores que interactúan en la esfera pública. Desde movimientos sociales a empresas, pasando por asociaciones, corporaciones, colegios profesionales, confesiones religiosas o sindicatos entre muchos otros.

Conocer para comprender. Comprender para proponer. Proponer para avanzar.

Eficacia, eficiencia y rigor. Profesionalizar los asuntos públicos.

Joan Roselló Cardona.
Professional en Asuntos Públicos i Innovador Social
www.joanrosello.com