“Creo que el ICAB debe de cambiar de filosofía”

Por Sonia Sarroca y A. Salvador.

Hoy entrevistamos a Jordi Pintó, abogado, Presidente del Consejo Rector de ISDE, Director del Centro de Conocimiento de Difusión Jurídico y miembro del Consejo de Redacción de la revista de Relaciones Internacional –entre otros. Jordi nos recibe con la ilusión de quien se presenta a unas elecciones al ICAB para afrontar una gran transformación de la abogacía barcelonesa de quien, tras una larga trayectoria, cree que es el momento de devolver a la sociedad y a los abogados todo aquello que éstos le han aportado.

¿Cuándo y cómo surgió ésta idea de concurrir en estas elecciones al decanato del ICAB?

Es una idea que ya me estaba planteando hace tiempo y, finalmente, como pasa con todo en la vida, un día tomé la decisión concreta y a partir de entonces me puse a trabajar para éste objetivo, un objetivo que me hace mucha ilusión y que, además, considero que es el momento de llevar a cabo.

¿Por qué?

Porque ya tengo toda una carrera a mis espaldas y me gustaría, en este momento, poder aportar a la abogacía mi experiencia tanto en el ejercicio de la profesión como en la gestión de instituciones vinculadas al mundo del Derecho.

Jordi Pintó

¿Actualmente cuál es tu actividad profesional principal? ¿Y tu trayectoria?

Siempre digo que en mi familia levantas una alfombra y te sale un abogado. Mi abuelo ya era abogado, mi padre –como sabéis- es abogado, de mis siete hermanos, cinco son abogados, mi mujer es abogada y tengo un hijo que, también, está estudiando Derecho.

Cuando yo era pequeño vivíamos en la vivienda de mi padre que también era su despacho; de hecho, muchas veces merendaba con los abogados del despacho, los pasantes y los clientes… y así ha sido mi vida. Esto hizo que cuando acabara el bachillerato ya tuviera muy claro que quería ser abogado.

Cuando acabé la carrera hice un periodo de prácticas en Bruselas y, después, me dediqué al despacho familiar trabajando en asuntos de derecho mercantil. Posteriormente creamos el Instituto Superior de Derecho y Economia (ISDE). El ISDE creció y yo me hice cargo de su asesoría interna.

Mi carrera profesional, por lo tanto, está marcada por un lado por el ejercicio profesional de la abogacía en el ámbito mercantil y por otra, en el ámbito empresarial –formando parte de consejos de administración a través de la gestión de instituciones como ISDE- algo que, desde mi punto de vista, es muy positivo para el ICAB.

¿Y hasta qué punto es compatible la abogacía y ser presidente del Consejo Rector del ISDE?

Creo que hay miles de compañeros que son abogados en ejercicio y que ocupan lugares de responsabilidad en las empresas en sus respectivos consejos de administración u otros órganos de gobierno. Pienso que es totalmente compatible e incluso positivo porqué te brinda la posibilidad de adquirir mucha experiencia que luego se puede aplicar a la profesión.

¿Si ganas las elecciones, ves difícil compatibilizar tu actividad en ISDE con el cargo de decano?

Es que yo creo que con el ISDE tampoco tengo un cargo absolutamente ejecutivo, esto es, tengo una función importante en el Consejo Rector –la presidencia- pero evidentemente éste cargo ha sido compatible siempre con mi ejercicio de la profesión.

Si me presento a las elecciones es porque creo que lo puedo hacer bien, me ilusiona mucho éste proyecto, por un lado, por el equipo que me acompaña, que es un grupo de gente –la mayoría mucho más jóvenes pero con muchísima ilusión puesta en el proyecto- y también porqué tengo un conocimiento que, humilmente, creo que puede servir a la abogacía.

¿Qué crees que se requiere para presentarse a unas elecciones a decano del ICAB?

Creo que tener una cierta experiencia. Lo ideal es que sea una persona que tenga ilusión, experiencia y una trayectoria hecha. Creo que cuando te presentas al decanato tienes que poder aportar tu propia experiencia.

¿Con qué criterios escogiste a los miembros de tu candidatura?

Básicamente dos criterios: el primero, que fueran personas honestas, eficientes e inteligentes que yo admirase; y después, que representaran a las diferentes clases de ejercicio de la abogacía que hay en Barcelona. La abogacía de Barcelona no es homogénea, es muy diversa, y la Junta de Gobierno de nuestro Colegio entiendo que debe reflejar ésta diversidad de la abogacía.

¿Qué opinas de la gestión de la Junta de Gobierno de Oriol Rusca?

En primer lugar quiero dejar claro que tengo un gran respeto y admiración por el actual decano y la mayoría de los miembros de su Junta. Dicho esto, creo que han hecho cosas siguiendo un modelo que es radicalmente diferente al mío.

¿En qué sentido?

En todos. Para empezar, la organización se tiene que cambiar radicalmente, el Colegio tiene que cambiar de filosofía. Por ejemplo, respecto la prestación de servicios al colegiado, entiendo que no se lo tiene que tratar como a un administrado sino como a un cliente.

¿Y hoy en día no es así?

Hoy en día, en el Colegio muchas veces hay ésta sensación, pero esto tampoco es culpa de la actual Junta de Gobierno, sino que se trata de un problema histórico. En el ICAB hace casi 20 años que no se modifica nada internamente a nivel organizativo.

En mi opinión, el Colegio tiene que hacer un cambio de filosofía. Creo que es fundamental dedicar más tiempo a la defensa de la independencia y la dignidad de la abogacía, que hoy en día también se hace, pero no con suficiente intensidad.

El ICAB hace muchas cosas positivas pero que a veces, por ejemplo, podría hacer una consejería o una delegación de las Naciones Unidas. Estas iniciativas sociales, aunque positivas para nuestra sociedad, las podrían hacer otras instituciones; y por contra, a veces ves que hay abogados en una situación económica muy difícil que da la sensación que el colegio los tiene abandonados. No quiero decir que no tengamos que defender las iniciativas sociales que se están realizando, pero que primero tenemos que mirar para la abogacía.

Por otro lado, creo que el secreto profesional está en peligro y el ICAB tiene que estar muy atento cuando hay inspecciones a los despachos de abogados, el despacho de una abogado tiene que ser como una catedral, se tiene que respetar.

Asimismo, creo que el Colegio se tiene que hacer más corporativista en el buen sentido de la palabra. Esto es, los abogados necesitamos tener la sensación de que tenemos una institución fuerte que está con nosotros y que es partidaria de la abogacía.

¿Y cómo abordarías el problema de la póliza de Responsabilidad Civil?

Nuestra candidatura fue la que sacó a debate este tema, porque, insisto, nadie dijo nada… Y yo creo que si alguien se presenta para una campaña electoral tiene que ser un poco valiente y denunciarlo. De hecho pienso que no es faltar al respeto denunciar estas cosas; al contrario, creo que es demostrar respeto hacia los votantes e incluso a los órganos de gobierno. 

El tema de la póliza creo que es un tema que se ha gestionado mal, pero no creo que con mala fe, sino que se ha gestionado mal en cierto modo como resultado de la organización que tiene el Colegio -por un tema de falta de comunicación entre departamentos-. 

La información que tengo por ahora es que hay un contrato de dos años que supera el mandato del actual Decano, así que lo que intentaremos hacer es, evidentemente, renegociar este contrato para conseguir una póliza que sea competitiva con el resto de compañeros. ¿Por qué los Colegios que han negociado la póliza conjuntamente en el seno del CICAC han conseguido mejores condiciones? Yo creo que no tiene que ser tan difícil. ¿Qué haremos? Replantear, evidentemente, la negociación. 

Hemos encontrado interesante la propuesta de crear un servicio donde los seniors resuelvan dudas de los jóvenes…

En efecto, creo que en cualquier momento, a un abogado le puede venir una duda en el sentido de “ostras, no sé cómo plantear este tema”. En Barcelona, la mayoría de despachos son muy pequeños, y este servicio de mentoring quiere poner a disposición de toda esta abogacía un servicio a través del cual puedan llamar a un abogado más veterano que tenga más experiencia y para plantearle sus dudas. El mentoring lo ideamos más bien para ayudar al planteamiento de un caso, no para preguntar si se aplica un artículo u otro de la ley. 
Este servicio se planteará con la colaboración de los abogados séniors y haremos un servicio serio en el que cualquier abogado, sea joven o no tan joven, pueda llamar y pedir consejo. Y yo creo que será un servicio muy enriquecedor. 

Hemos visto que este servicio lo ofrece el GAJ Barcelona, también, bajo el nombre de “Mentoring”. ¿Tu propuesta va en otra dirección?

Sí, lo que yo quiero crear es un servicio serio y profesionalizado; un servicio donde cualquier abogado sepa que dentro de un horario puede llamar a un número de teléfono y que al otro lado del teléfono tendrá un abogado que lo escuchará. Incluso, consideramos que los abogados séniors que colaboren con éste servicio tendrían que tener una retribución a cambio; cosa que también sería una buena manera de ayudarles.

 Entonces, ¿propones un otro servicio diferente al “Mentoring” que se gestiona desde el GAJ?
Sí, considero que su servicio también está muy bien. Y creo que, en este tema, el GAJ podrá opinar mucho y dar muchos consejos; no obstante con nuestra propuesta de “Mentoring” propongo crear un servicio útil para el colegiado. 

Por otro lado, ¿cuáles son los principales cambios que prevés para la Escuela de Práctica Jurídica?
Quiero aplicar el conocimiento que tengo en esta área; lo que creo que pasará básicamente, por diversificar el equipo docente. La formación de calidad tiene que pasar siempre por un profesorado muy diverso. En temas de formación la opción fácil es tener muy pocos profesores puesto que entonces resulta muy fácil de organizar; es todo muy repetitivo. Lo que es complicado de organizar es una escuela en la que participen muchos profesores, de forma que cada uno explique sólo la parte de la que es especialista. 

Creo, en este sentido, que la Escuela de Práctica Jurídica del ICAB tiene que propiciar a que participen muchos más abogados -que la abogacía esté más implicada- de forma que para dar las clases no sea necesario ser miembro de una Comisión de la ICAB, etc… Definitivamente, no. Cualquier abogado o abogada de Barcelona que cumpla los requisitos técnicos y jurídicos en una materia concreta, tiene que poder dar clases al ICAB.

¿Y quién será quien decida si un profesor tiene que continuar o no dando clases?

Los alumnos. En términos de formación siempre tiene que mandar la valoración que hagan los alumnos. 

Paralelamente, creo que es muy importante que todo lo que sea formación sobre la nueva legislación en la Escuela de Práctica Jurídica sea gratuita; la EPJ es una escuela de mucho prestigio que tiene que estar focalizada a dar un servicio a la abogacía barcelonesa, no a ganar dinero.

Según tu modelo, ¿quién decidirá que un profesor pueda empezar a dar clases en un principio en contraposición a cómo lo hacen a día de hoy?

A día de hoy, la escuela de práctica jurídica tiene una dirección en la que creo que quién lo decide es el director. Yo creo que, evidentemente, siempre tiene que haber una primera iniciativa que puede venir, por ejemplo, de las Comisiones, que siempre tendrán mucha voz al respecto… Una buena escuela para funcionar siempre tiene que escuchar a todo el mundo. Nosotros lo que queremos es poner una dirección profesionalizada que tenga en cuenta estos criterios y que escuchando mucho decida los contenidos de los programas.

Nos ha parecido interesando vuestra propuesta de reclamación de minutas. ¿Nos lo explicas? 

En cualquier gran despacho hay un equipo de gente que se dedica a reclamar minutas para evitar este trabajo a los abogados que se están dedicando a otros temas. Pues, como decía, dado que en Barcelona la mayoría de despachos sueño muy pequeños (un 80%); creemos conveniente que los abogados puedan llamar al Colegio, pasarle las minutas impagadas para que éste haga una primera acción previa consistente en llamar al impagador, intentando una gestión de mediación. Y esto, entiendo que será más cómodo para el abogado, en el sentido de que a un abogado siempre le es incómodo tener que llamar a un cliente reclamándole una minuta -cliente que en un inicio había confiado su problema al abogado-. Además, el cliente lo recibirá de forma diferente porque ya no es su abogado quién le reclama la minuta sino que es el Colegio como Institución quién, de manera muy atenta le reclama el pago. 

¿Este nuevo servicio no aumentará el gasto del Colegio?

Sí, pero por eso creo que se tiene que hacer una renovación de la organización del Colegio para hacer, también, una reorganización de sus gastos. Es decir, nosotros queremos coger el ICAB, hacer un análisis de su situación económica y a partir de allí hacer una redistribución de los fondos; quizás algunas partidas tendrán recortes y otras recibirán más fondos. 

Uno de los temas que más preocupa a los implicados en las elecciones es la falta de asistencia a las jornadas electorales. ¿A qué crees que se debe esta desafección de la mayor parte de la abogacía barcelonesa? 

Creo que se debe al hecho de que el ICAB tradicionalmente, en los últimos 20 años, ha estado muy encerrado en sí mismo. En estos días con la campaña lo he visto más, de cada 100 abogados 90 me dicen que no tienen ningún contacto con el Colegio; esto provoca que la gente prescinda del Colegio. 

¿Cómo crees que se tienen que ganar unas elecciones de la ICAB?

Explicando las cosas. Por respecto al electorado creo que lo que se tiene que hacer es decir las cosas sin miedo; no tener miedo. Explicar bien lo que quieres hacer y ser preciso, porque a los abogados el lenguaje demagógico nos molesta. Creo que lo importante es ser muy claro para que la gente pueda votar con conocimiento de causa. 

Y si ganas las elecciones, ¿Cuáles son las razones que crees que te darán la victoria?

Pienso que será porque la abogacía habrá valorado nuestras propuestas y dirá “me interesa”; por el compromiso de nuestras propuestas y el magnífico equipo que tengo -personas todas ellas muy válidas pero, que como abogados son muy diferentes-. La mía es una candidatura que no es homogénea sino, que es diversa y muy transversal; dentro de mi candidatura, yo soy lo de menos, de verdad.

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